lunes, 30 de julio de 2012

viernes, 20 de julio de 2012

YUGOSLAVIA DE LA GRADA A LA TRINCHERA

Como ahora os queda más tiempo en el veranito para leer os traigo esta interesante lectura, encontrado por el "colaborador" puagh77 en el interesante blog cultural http://www.jotdown.es. Se que es bastante largo, pero el esfuerzo merece la pena.


Posted by Nacho Carretero

Yugoslavia. Dentro de un año y un mes estallará la guerra. Tres mil Delije (ultras del Estrella Roja, equipo de fútbol serbio con más aficionados) esperan el tren que les llevará a Zagreb apelotonados en el andén de la Central de Belgrado. Sus voces, graves, rudas, hacen rugir la estación: ‘¡Zagreb es Serbia! ¡Zagreb es Serbia!’. La policía yugoslava, ese día extraordinaria en número, les vigila; los agentes son también, en su mayoría, serbios. Es el 13 de mayo de 1990. Siete días antes han tenido lugar las primeras elecciones regionales de Yugoslavia desde su reunificación bajo el régimen comunista en 1945. En Croacia, todavía república yugoslava y lugar al que se dirigen los ultras, el pueblo no ha titubeado: gana con claridad la Unión Democrática Croata, presidida por el nacionalista Franjo Tudjman. El nacionalismo emancipador se impone al comunismo unificador. ‘¡Mataremos a Tudjman!’’ atruena la estación de Belgrado. El tren parte a primera hora de la mañana y depositará a los tres mil Delije (héroes) en el estadio de Maksimir donde por la tarde se disputa el partido de fútbol de máxima rivalidad Dinamo de Zagreb-Estrella Roja y donde les esperan los Bad Blue Boys, ultras nacionalistas croatas. Atrás queda el andén en silencio, una calma aliviadora tras la tensión, mientras la capital croata aguarda el encontronazo. Ese día tendrá lugar un violento enfrentamiento considerado por muchos el inicio de la guerra de Yugoslavia. El choque que hará desmoronarse un país.

El día del partido la República Federativa Socialista de Yugoslavia es un estado con siete fronteras, seis repúblicas, cinco nacionalidades, cuatro idiomas, tres religiones, dos alfabetos y un líder. Así sobrevivió desde 1945, año en el que el Reino de serbios, croatas y eslovenos —los pueblos eslavos del sur— se reunifica bajo la batuta del Mariscal comunista Josip Broz Tito. Yugoslavia pasa a ser una organización socialista amiga de la URSS y no enemiga de EEUU. Una especia de tercera vía en la que la mano dura de Tito mantiene el comunismo como pegamento entre los pueblos y culturas que habitan el país.

La SFR Yugoslavia estaba formada por Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia, Montenegro, Serbia y dos provincias autónomas dentro de Serbia: Kosovo y Metohija y Vojvodina. La unificación hizo que los habitantes de estas repúblicas se mezclaran, logrando que cada una de ellas tuviera representación de todos los pueblos. Así, se viajara a donde se viajara, uno se encontraba con eslovenos, croatas, serbios, bosnios musulmanes, macedonios y montenegrinos. Esta mezcla era mucho más evidente en Bosnia, único estado sin base étnica (valga el término pese a la inexistencia de las etnias desde un punto de vista antropológico). Bosnia contenía un 44% de musulmanes, un 33% de serbios, un 18% de croatas y el resto, distintas minorías.

El asunto no duró mucho.

La muerte de Tito en 1980 inicia un potencial proceso de desmembramiento que durará toda la década. En realidad, y pese a la duración de su mandato, Tito nunca llegó a resolver cuestiones nacionales básicas. Las identidades de cada uno de los pueblos balcánicos, aunque adormecidas, siempre permanecieron latentes y fue tras la muerte del Mariscal cuando esta hibernación comenzó a desperezar. Varios factores hicieron de despertador, casi todos ellos derivados de una traumática transición al capitalismo. EEUU abrió su mercado a Yugoslavia antes que a ningún otro país del Este liberado de la URSS. Este comercio fomentó el crecimiento de la zona norte (Croacia y Eslovenia) que vieron lastradas sus economías por la improductividad del sur (Montenegro, Macedonia). Debido a esta circunstancia algunos historiadores consideran la maniobra estadounidense una estrategia bautizada como ‘revolución callada’. También las clases altas serbias estaban molestas por el injusto reparto de la riqueza con musulmanes y albaneses (estos últimos habitantes, en su mayoría, de Kosovo), de menor poder adquisitivo. Con el paso de los años la crisis se acentuó y las distintas repúblicas dejaron de cumplir sus compromisos con el Fondo Común de Yugoslavia. Croacia producía el 22% de la Industria del país, por el 6,1% de Macedonia o el 1,8% de Motenegro, mientras que Eslovenia exportaba el 28,8% de la producción yugoslava por el 1,3% de Kosovo o el 1,6% de Montenegro.

Al escenario económico se unió el político. Croatas y eslovenos entendían la democracia de una forma federalista y consideraban “artificial” la Yugoslavia unida. Por su parte, los serbios tenían una visión mucho más centralista y autoritaria. Entendían que los demás pueblos eslavos del sur están en deuda con ellos y su aspiración, aunque federal, pasaba por que todo gravitase alrededor de Belgrado.

Este paisaje fue provocando un desgaste social que fomentó las expresiones nacionalistas y la propaganda religiosa, étnica y nacional: “Nos obligan a los croatas, católicos y europeos, a vivir bajo la dominación de pueblos ortodoxos y bizantinos”, aseguraban los líderes en Zagreb. A finales de los 80 la fragmentación política de Yugoslavia era un hecho; no en el gabinete de Belgrado, que negaba cualquier conflicto, pero sí en la calle y, también, en los campos de fútbol, un microcosmos donde la guerra llevaba diez años fraguándose con escandalosa evidencia. Sólo al final de la década los políticos comenzaron a quitarse las caretas: Croacia y Eslovenia pusieron sobre la mesa sus reivindicaciones identitarias en 1989, definitivamente impulsadas por la toma del poder yugoslavo de Slobodan Milosevic.

Milosevic, serbio, comenzó a una serie de maniobras que terminaron de dar forma al independentismo de Eslovenia y Croacia. Además de cambiar la letra del himno y de utilizar el alfabeto cirílico para trámites legales (empleado sólo en Serbia), quiso renovar algunos protocolos, como los votos del Consejo (de forma que el voto de Kosovo perteneciese a Serbia) o instaurar la política de una persona un voto, aprovechando la mayoría serbia en toda la república. Enfrente, Croacia y Eslovenia. Ambas abandonaron el Congreso Extraordinario de la Liga de Comunistas de Yugoslavia celebrado en enero de 1990 —un último intento de salvar Yugoslavia— y propusieron crear una federación de seis repúblicas. Milosevic lo rechazó, pero tras semanas de negociaciones se acordó convocar, por primera vez desde la reunificación, elecciones regionales en cada una de las repúblicas. Durante las semanas en las que se llevaron a cabo estas negociaciones políticas, la calle vivía su proceso paralelo. Esos días la prensa yugoslava recogía incidentes entre jóvenes croatas y serbios, cada vez más frecuentes. En marzo, durante una marcha en Split, un joven recluta del Ejército Yugoslavo fue asesinado dentro de su tanque. La HRT, canal croata, también dio cuenta de disparos contra bases del ejército en distintos puntos del país. Con este escenario de tensión creciente llegó el día de las elecciones. Y ocurrió lo previsible: en Serbia y Montenegro ganan los líderes partidarios de la unión yugoslava y en Eslovenia y Croacia vencen los nacionalistas. La situación se hace irrespirable. Tudjman, nuevo líder croata, comienza a planear la independencia. Entre sus medidas hay algunas antiserbias, como la rebaja de categoría ciudadana a la población serbia de Croacia (que era el 12,2%). A la vez, en Belgrado, dos personas son asesinadas en una manifestación contra Milosevic y el Ejército Civil Yugoslavo (de mayoría serbia) decide involucrarse en políticas de Estado. Yugoslavia entra en hemorragia. En ese momento, en este contexto, es cuando llega el tren. El tren cargado con tres mil ultras serbios, que descienden al andén y ponen sus botas en suelo croata.



Camino de la batalla

“Era un momento muy desaconsejable para celebrar ese partido”, expresaría —meses después en un programa de la televisión croata— Sasha Kos, taxista de Zagreb y que aquel 13 de mayo se encontraba en el estadio. Los tres mil delije fueron conducidos por la policía hasta el estadio de Maksimir. Durante el trayecto hubo golpes, carreras, pedradas… Todo menos control policial sobre los ultras serbios. Los agentes contemplaban cómo ambas hinchadas recogían kilos de piedras para introducirlos en el estadio. Los ultras serbios, además, portaban ácido, que luego utilizarían para quemar las vallas de seguridad. Cuando estaban a pocos metros del estadio la situación se recrudeció. Los Bad Blue Boys, grupo ultra del Dinamo de Zagreb, entraron en escena ataviados con banderas croatas. Quemaron banderas yugoslavas y llenaron los muros de pintadas independentistas. Se produjeron las primeras peleas. Cazadoras vaqueras, cintas en la frente y ‘bombers’ naranjas se enfrentaron ante la puerta del fondo sur del estadio. Finalmente, la policía decidió abandonar los cacheos individuales y meter apresuradamente a los tres mil ultras serbios en la grada de Maksimir. Entraron cantando “¡Zagreb es Serbia!”, arrancaron una valla de publicidad donde se leía la palabra ‘Croatia’ y encendieron bengalas. Enfrente, 15.000 aficionados croatas. En el césped, los jugadores calentaban. No llegarían a disputar un solo minuto del encuentro.

La guerra llevaba años en las gradas

El fútbol yugoslavo fue el laboratorio, el mini-escenario, que recreó todo lo que después iría ocurriendo en el país. Antes que los políticos, los hinchas ya habían enarbolado las banderas del nacionalismo. Antes que los dirigentes, los aficionados ya se habían profesado odio sin tapujos. Antes que los soldados, los ultras ya se habían declarado la guerra; ya habían combatido. El fútbol en Yugoslavia fue por delante, avisó y no se le escuchó. Jonathan Wilson, periodista experto en fútbol europeo, explica que “en Europa el hooliganismo se extiende en los años 70 y 80 como una explosión social ante las desigualdades, pero en Yugoslavia adquiere un cariz político, nacionalista”. Cada estadio, cada jornada de liga, explicaba una realidad social. Cada altercado, representaba un problema político. La Yugoslavia de los 80 se puede entender a través de su fútbol. Los estadios reflejaron en esa década lo que después se trasladó a la dimensión del campo de batalla en la siguiente.

La Prva Liga —primera división yugoslava extinta en 1991— estaba compuesta por 18 equipos. En Bosnia destacaban las dos escuadras de la capital. El FK Sarajevo, campeón en dos ocasiones, es el equipo de los bosnios musulmanes. Sus ultras, los Horde Zla (Hordas del Mal) engrosaron las filas de las milicias bosnias durante la guerra. Son la máxima representación del independentismo bosnio musulmán y así lo demostraron en las gradas durante los 80, enfrentándose a los hinchas cristianos de Serbia y Croacia. El otro equipo de la capital es el FK Željezničar, equipo de la clase trabajadora y de los pocos que nació sin una base étnica, conocido como el equipo de todos. La otra realidad de Bosnia en aquella década estaba contenida en el Zrinjski Mostar, el equipo de los bosniocroatas, y en el Borac Banka Luka, la escuadra de los serbobosnios. Sus enfrentamientos incendiaban estadios y avisaban de la inestabilidad interna del país. Hoy, todos ellos siguen compitiendo en la liga bosnia.

En Croacia dos equipos representaban el ansia independentista de la república: el Hajduk Split y el Dinamo de Zagreb. Los hinchas del primero protagonizaron algunos de los capítulos de violencia más vergonzantes de la historia del fútbol. Sus ultras, la Torcida Split, pasan por ser el grupo organizado de hooligans más antiguo de Europa, fundado en 1950. El lema de sus aficionados es, “si viviera dos veces, las dos te las dedicaría”. Muchos de los miembros de la Torcida se unieron al ejército croata en la guerra de independencia. Hoy, en la entrada de su estadio, hay un mural que recuerda a los hinchas que dieron su vida en la guerra. Grada y trinchera de la mano. El Dinamo, por su parte, es, según Jonathan Wilson, “el núcleo del nacionalismo croata”. Hasta el punto de que el último presidente que tuvieron disputando la liga yugoslava fue el propio Franjo Tudjman, posterior presidente de Croacia y quien llegó a cambiar el nombre del equipo por Croacia Zagreb, enseguida reconvertido en el original Dinamo. Sus aficionados más radicales, los Bad Blue Boys —que ya aguardan en el fondo norte del Maksimir Stadium— fueron la punta de lanza del sentimiento emancipador croata, enfrentándose a los equipos serbios bajo el amparo de las banderas croatas cuando éstas todavía estaban prohibidas en los estadios. De la grada pasaron a la trinchera, y muchos de ellos formaron parte durante la guerra del ejército de su país.

Los equipos y sus seguidores dibujaban a la perfección el paisaje social de Yugoslavia. Pero el gobierno parecía negarse a verlo. Milorad Anjelic, presidente del parlamento de Belgrado, explicaba en 1990, sólo un año antes de la guerra: “Existen conflictos, pero no son serios. No nos cuestionamos la existencia de Yugoslavia. Tenemos cambios políticos y puntos de vista diferentes, pero la gente quiere una Yugoslavia unida”. No lo veía así el diputado croata Mladen Vedris, quien replicaba en una entrevista para la televisión yugoslava: “El fútbol es una forma de expresarse. Durante años hemos estado en condición de inferioridad, ha llegado el momento de la igualdad, sí, pero si no llega, ha llegado el momento de la independencia. Y si no nos la conceden, estamos ante el final de Yugoslavia”. Entre medias, Spiro Vukovic, presidente de la asociación de fútbol de Yugoslavia, trataba de poner cordura: “Confío en que el deporte haga suceder cosas positivas, los estadios no pueden ser fórums políticos, los espectáculos deportivos son para relajarse y divertirse. Esto significa que el fútbol tiene que ser algo secundario en la vida y lo primero tienen que ser la ley y el orden. Ésta es nuestra principal preocupación en los partidos”. Demasiado tarde. Hacía años que la guerra de los Balcanes había estallado en las gradas.

Días antes de la batalla entre los Delije y los Bad Blue Boys en Zagreb, el programa británico Express News Magazine viajaba a Yugoslavia para hacer un reportaje de cómo el fútbol estaba canalizando las tensiones políticas. Entrevistaron a varios hinchas anónimos y sus declaraciones mostraban que todo aquello había dejado de ser (sólo) fútbol. “Soy fan del Estrella Roja, pero también soy serbio, así que lucharé por el Reino de Serbia”, decía un joven, cazadora vaquera y media melena rubia. “Durante años las luchas fueron por el honor del Dinamo. Desde hace tiempo son por Croacia. Lucharemos contra cualquier equipo serbio”, explicaba otro treintañero de Zagreb en el programa. El reportero habla con un miembro de los Bad Blue Boys del Dinamo. “No puedo expresar con palabras lo que me hacen sentir los equipos serbios. En Inglaterra hay equipos que se odian y ultras rivales. Eso nos pasa con Torcida. Pero lo que ocurre con los serbios, eso, no creo que se pueda poner un ejemplo igual”.

Las voces no sólo eran anónimas. El capitán del Dinamo, Zvonimir Boban, también atendía al periodista británico: “El futuro del fútbol parece muy crudo aquí, si las cosas van a peor, habrá una separación, una fractura”. Faltaban sólo unos días para el partido de Maksimir y pocos meses para el inicio de la guerra. El fútbol podía hablar más alto, pero no más claro.



Los Tigres de Arkan

En la grada inferior del fondo sur los Delije rugen. El cemento de las gradas parece retumbar. Las explosiones de potentes petardos se suceden. Han venido al completo y ya están donde querían. En la grada superior hay algunos aficionados croatas. Sobre las pistas de atletismo, policías, coches de bomberos y ambulancias, preparadas por si fuera necesario. Luce el sol en Zagreb, a veces oculto por el humo de las bengalas y los botes. Queda casi una hora para el partido.

Los dos principales equipos de Serbia son el FK Partizan y el Estrella Roja, ambos de Belgrado y ambos enemigos futbolísticos irreconciliables. Se odian. Desde 1947 disputan el ‘derbi eterno’, uno de los partidos más ruidosos e intensos de Europa. Los dos equipos dominaron la liga yugoslava hasta su disolución: el Estrella Roja logró 19 campeonatos y el Partizan, once. Estos últimos nacieron como el club del Ministerio del Interior y mientras Yugoslavia se mantuvo unida fue el equipo de Belgrado más ‘yugoslavista’, sin hacer tanto hincapié en el nacionalismo serbio. Sus ultras son los Grobari (enterradores), apodo que les pusieron sus rivales del Estrella, pero que adoptaron de buen grado. Tal es la fiereza de los Grobari que de los 36 partidos que el equipo ha jugado en competiciones europeas, 25 han supuesto sanciones para el club por culpa de la violencia de sus aficionados.

El Estrella Roja, por su parte, considerado el equipo con más seguidores del país, representó siempre el nacionalismo serbio más radical. Nacido del ejército yugoslavo, sus ultras —los Delije, los mismos que llegaron en tren a la estación de Zagreb— terminaron por ser un brazo armado del Estado. A medida que Yugoslavia caminaba hacia su desintegración, Grobari y Delije radicalizaron sus posturas políticas hasta fundirse en una sola ideología: sus gradas contuvieron (y contienen) el nacionalismo serbio radical, escorado hacia la extrema derecha como respuesta al comunismo que les unió a croatas y bosnios bajo una misma bandera. Su idea es clara: Yugoslavia es Serbia, la Gran Serbia, y el resto de pueblos que compongan han de asumir su deuda, su —al fin y al cabo— inferioridad.

Ultras bosnios, croatas y también del Partizan dejaron la grada por la trinchera cuando comenzó la guerra. Mostraron que el fútbol estaba dibujando un campo de batalla que ellos mismos ocuparon cuando eclosionó. Pasaron de la grada a la trinchera con literalidad. El proceso demostró hasta qué punto el balón y el fusil fueron de la mano, hasta qué punto las banderas se descolgaron de las vallas de las curvas y se volvieron a colgar en las alambradas militares. Hasta algunos cánticos pasaron del estadio al frente. Las unidades militares y paramilitares comenzaron a surtirse de jóvenes yugoslavos hijos de la depresión, violentos y fanatizados que pasaron de patrullar las calles y los estadios a hacerlo en el campo de batalla. Invita a reflexionar qué clase de enfrentamientos protagonizaban estos hinchas. Y qué clase de odio se tenían y se tienen. Este proceso, este mimetismo entre fútbol y realidad social, alcanzó su máxima cota, su absoluta fusión, con los Delije. Por historia y tradición ellos albergaron la radicalidad nacionalista más severa, la violencia más extrema contra croatas y bosnios. Su caso es el ejemplo definitivo.

Los Delije fueron, durante los 80, el grupo ultra más numeroso, contundente y temido. Su líder era Zelijko Raznatovic, conocido como Arkan. Arkan organizaba los desplazamientos, coordinaba al grupo y su poder era tal, que llegó a ser contratado por el propio club como coordinador de seguridad. Con este panorama los Delije se hicieron con el control del equipo a finales de la década. Enseguida hasta eso se les quedó pequeño. Ante el funcionamiento cuasi militar del grupo ultra y su proclamada ideología, el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic desvió su mirada hacia ellos cuando las tensiones en el país eran ya evidentes. La guerra entre ultras estaba a punto de dar su salto definitivo, de completar su metamorfosis. Milosevic ordenó a Jovica Stanisic, jefe del Servicio de Seguridad Estatal, que hablase con Arkan para que organizase a sus muchachos. Debían reenfocar su violencia y organización. A diferencia de los ultras croatas o del Partizan que se enrolaron voluntariamente en fuerzas militares y hoy estatuas y placas en los estadios tributan su entrega, los Delije alumbraron en su propio seno al grupo paramilitar. No hubo siquiera un paso de un sitio a otro. Hubo una conversión. El 11 de octubre de 1990 veinte ultras del Estrella Roja, comandados por Arkan y respaldados por el gobierno yugoslavo de Belgrado, crearon la Srpska Dobrovoljacka Gard (SDG), Guardia Serbia Voluntaria. Pronto serían muy conocidos, aunque con otro nombre: los Tigres de Arkan.

El ritmo de enrolamiento de Arkan fue monstruoso. En pocos meses, 10.000 simpatizantes de los Delije formaban parte de su guardia paramilitar. Un documental sobre ultras del canal Discovery Channel contiene una entrevista con un miembro de los Delije de aquella época, Petar Ilich: “En los 90 Arkan era nuestro líder, los chicos le adoraban”, explica. “Algunos se ofrecieron a ir a la guerra con él. Ellos pensaban que hacían lo correcto para Serbia. Por eso iban a luchar”.

En 1992 alcanzaron su plenitud y dejaron claro su origen: ese año, en un partido en casa del Estrella Roja, la ruidosa grada cesó repentinamente sus cánticos y en medio del insólito silencio, y ante la atónita mirada del país, una veintena de uniformados mostraron pancartas anticroatas. El fútbol completó su transformación y se convirtió, después de diez años de avisos, en guerra. El proceso se plasmó también en el otro lado: los Tigres, cuando marchaban por el campo de batalla fusil en mano, entonaban el Sbrija do Tokrija, cántico creado por los ultras del equipo tras vencer la copa Intercontinental en Tokio en 1991. La frase de George Orwell, “el fútbol es como la guerra, pero sin disparos” perdió todo su sentido.



Arkan llevaría durante la guerra a sus ultras-soldados a cometer las peores tropelías que recuerda el sangriento conflicto yugoslavo. El jefe de los ultras del Estrella, que también aguarda en el estadio de Maksimir a que comience el partido, acabaría siendo juzgado por crímenes contra la humanidad. Del asiento de la curva al del tribunal, un inaudito salto. Arkan dirigió la masacre de Bijelijna, población bosnia fronteriza con Serbia donde asesinó a un centenar de civiles y expulsó a la población no serbia. También coordinó el ataque de Zvornik, donde la población bosnia musulmana fue masacrada. Arkan fue detenido en 1999 y acusado de crímenes de guerra. El juicio nunca concluyó. El 15 de enero de 2000, en el vestíbulo del Hotel Intercontinental de Belgrado, Dobrosav Gavric, un joven policía serbio corrupto, se acercó a Arkan mientras éste charlaba con unos amigos y le disparó tres balas por la espalda. Aunque llegó vivo al hospital, murió a las pocas horas. Veinte mil personas asistieron a su entierro en Belgrado. La muerte de Arkan no terminó con los Tigres, que volvieron a actuar en Kosovo y formaron un grupo mafioso todavía activo, con presencia en España.

Antes de toda esta increíble evolución, Arkan —todavía únicamente líder ultra— mira de reojo al campo, donde aguarda la policía, y comienza a planear el ataque de sus ultras. La guerra está a punto de estallar en Zagreb, aunque en las televisiones europeas hablarán posteriormente de incidentes en un partido de fútbol.

La patada que destruyó un país

“La pasada noche estuvimos golpeando chicas serbias. Fue un verdadero placer”. Una joven croata —miembro de los Bad Blue Boys del Dinamo de Zagreb— alardea ante un periodista de un programa de la televisión yugoslava. Este reportero entrevistó a miembros de los dos grupos ultras justo antes del encuentro y el resultado es un documento revelador y de enorme valor. Recoge los testimonios de los hinchas que, minutos después, protagonizarán la pelea brutal que tuvo lugar ese día en el Maksimir Stadium de Zagreb. La batalla que, para muchos, desencadenó la guerra de Yugoslavia.

“Odiamos a Tudjman y hemos venido aquí a dejarles claro a los croatas que nunca tendrán un estado propio”, dice un cabecilla de los Delije a pie de campo. Detrás, los 3.000 ultras serbios cantan Od topole, do topole, himno de los Chetniks, una organización guerrillera nacionalista y monárquica serbia del siglo XIX y que se convirtió en el cántico anticroata por excelencia. “¿Es necesario que canten eso?”, pregunta el periodista. “Deben cantar eso”, responde el jefe ultra.

Maniac es el apodo del ultra croata que habla con el reportero. “¿Hay influencias políticas en vuestro grupo?”. “Por supuesto. Muy grandes. Todos hemos votado a la Unión Croata”, dice. Sima, ultra serbio, no se queda atrás en su entrevista: “Estoy aquí para defender el nacionalismo, los Chetniks y a los líderes serbios”. Maniac abre una luz a la esperanza: “Deberíamos luchas juntos contra hoolingans ingleses, pero…”. Los Delije la cierran: “Si vinieran hooligans ingleses lucharíamos contra ellos y contra los croatas. Los croatas deberían apreciar el honor de que les hayamos aceptado en Yugoslavia. Ahora quieren independizarse, no les perdonaremos ni lo olvidaremos nunca”, dice Sima. “¿Cómo crees que será el partido?”, le preguntan. “Sangriento”.

Cuando faltan diez minutos para el pitido inicial, comienza el horror. Algunos ultras serbios acceden a la parte superior de su grada. Enseguida son cientos y cuando los jugadores saltan al campo, en el segundo anillo del fondo sur del Maksimir se representa ya una multitudinaria pelea. Carreras, asientos volando, rezagados que reciben palizas, golpes, patadas… La policía observa desde el campo. Muchos Deije acuchillan a cuanto croata se topan. En el fondo contrario, los Bad Blue Boys estallan en cólera contra la policía, a la que acusan de absoluta pasividad. Los jugadores del Estrella Roja se retiran apresuradamente a los vestuarios pero los del Dinamo de Zagreb se quedan. Y observan la batalla. Uno de ellos es Zvonimir Boban que se acerca al cordón policial y llama la atención de los agentes. Se muestra indignado y le señala la grada, con incredulidad, a uno de los agentes. Un compañero se lo lleva, pero la imagen del jugador, con el balón en la mano observando la estremecedora pelea en la grada, pasará a la historia. No será la única ese día.

El control de la situación se pierde definitivamente cuando los ultras croatas logran saltar al campo. Entonces sí, la policía reacciona y cargan para evitar que lleguen hasta el fondo serbio. Se produce una batalla entre agentes y ultras, mientras los Delije siguen arrasando con todo. Aparecen los gases lacrimógenos y los manguerazos de agua a presión de los bomberos. Los ultras entran en efervescencia, destrozan todo lo que encuentran a su paso. Llueven las piedras. Hay varios focos de fuego. De fondo, como una macabra broma, la megafonía sigue vociferando los anuncios típicos de antes de un partido. El caos es absoluto. Es la guerra entre Croacia y Serbia.

El fotógrafo Toma Mihajlovich estaba allí en ese momento: “Nadie se sorprendió de lo que sucedió, porque esperábamos que pasara en algún momento. Para mí fue un día triste, fue un día horrible. Sentía como si estuviera perdiendo algo, sentía que algo llegaba a su fin”.

La pelea se extiende más allá de la hora. La policía se emplea a fondo para devolver a los ultras a sus gradas. Uno de los agentes persigue a un aficionado croata, que resbala y cae al suelo. En ese momento se abalanza sobre él y le golpea con una porra repetidas veces. Boban lo ve y, en un gesto inédito, arranca hacia el policía. Cuando llega a su altura salta y le pega una patada. El agente apenas reacciona, asombrado, y al instante un grupo de ultras croatas arropan al jugador y se lo llevan. Aquella patada, aquella imagen de un futbolista —diez a la espalda y botas de tacos— golpeando a un policía uniformado, quedó grabada en la memoria de los yugoslavos, fue como la campana de un round de boxeo que dio inicio a la desintegración de un país. La patada de Boban, dicen en Yugoslavia, fue el inicio de la guerra.

A partir de ese momento la policía comienza a recuperar el control. El saldo, tras 70 minutos de batalla, será de cien heridos. “Fue un partido importante en la historia de Yugoslavia. Ese partido avisó a la población, incluso a aquella a la que le daba igual el fútbol, de la guerra que llegaba”, aseguraría después el sociólogo Neven Andjelic.

Boban se convertiría desde ese momento en símbolo vivo del nacionalismo croata. “Ahí estaba yo, una cara pública preparada para arriesgar mi vida, mi carrera, todo lo que la fama puede comprar, todo por un ideal, por una causa: la causa croata“. Su frase, posterior a la agresión, es casi un lema en Zagreb. Años después se descubriría que el policía agredido era musulmán de origen bosnio. Y que perdonaría a Boban.

“A los hinchas que comenzaron la guerra”

En la entrada del fondo norte del Maksimir Stadium de Zagreb hay un relieve de bronce en el que se reproduce aquella pelea. Las figuras van metamorfoseando de aficionados a soldados en una metáfora perfecta de lo que aquel incidente representó, de lo que el fútbol llegó a ser en un país. De cómo los estadios fueron frentes de batalla. De cómo las gradas, trincheras. Bajo el mural hay una frase: “Para los seguidores del equipo, que comenzaron la guerra con Serbia en este estadio el 13 de mayo de 1990”.

jueves, 19 de julio de 2012

AQUÍ SE FORRA TODO EL MUNDO



Cada administrador cobrará más de 400.000 euros por el concurso
Los interventores entregan su minuta en el Juzgado Mercantil número 2
Los administradores concursales del Real Zaragoza SAD han presentado en el Juzgado Mercantil número 2 de la capital aragonesa una minuta de 409.376 euros por cabeza por su intervención en el proceso de insolvencia de la compañía deportiva. La "fijación definitiva de su retribución en la fase común" ha sido trasladada por la magistrada a las 57 partes personadas en el procedimiento y a la empresa concursada "para que manifiesten lo que a su derecho convenga" sobre las mismas.

La liquidación presentada por Andrés Jiménez, Carlos Terreu y Jorge Aso, cuyos plazos de liquidación deberá fijar la magistrada, se basa en la aplicación de los aranceles legales a las cifras en las que ha quedado establecido el activo y el pasivo de la empresa.

El pasivo --las deudas-- asciende a 148.971.910,72 euros una vez excluidos los créditos contingentes y los existentes contra la masa, mientras que el activo se sitúa en 100.528.898,92 euros. Esto supone que el Real Zaragoza SAD entró en concurso con un desfase patrimonial de 48.442.911,8 euros. Es lo que antes de la entrada en vigor de la Ley Concursal se conocía como situación de quiebra técnica.

Esas cifras conllevan para los administradores, respectivamente, un arancel de 49.876,63 euros por el pasivo y de 262.028,90 por el activo, lo cual, según la liquidación presentada por estos, hace un total de 311.905,53 euros.

Esta cifra se ve incrementada en otros 97.470,48 euros al aplicarle dos de los factores de corrección que contempla la legislación concursal.

INCREMENTOS El primero de ellos supone un aumento de la factura en un 5% "por la complejidad del concurso" al tratarse de una empresa de más de 250 trabajadores. Concretamente, según señalan, en la fecha de declaración de la insolvencia, el Real Zaragoza SAD "contaba con una plantilla de 292 trabajadores". Esta circunstancia conlleva otros 15.595,28 euros.

El segundo, derivado del hecho de que los responsables del Real Zaragoza SAD lograran formalizar con sus acreedores ordinarios una propuesta anticipada de convenio, incrementa la minuta en un 25%. Los administradores aplican ese porcentaje a la suma del total previo y el factor 1, lo que da 81.871,20 euros.

El escrito presentado por los administradores concursales en el Juzgado Mercantil número 2 de Zaragoza indica que ya han cobrado "el 50% de la retribución una vez transcurrido cinco días desde la firmeza del auto en el que se fijó la retribución, correspondiendo a cada administrador concursal la cantidad de 151.807,81 euros".

"En consecuencia --continúa el escrito-- la cantidad pendiente de pago a cada administrador concursal correspondiente a la fase común asciende a 257.568,20 euros".

El cobro de estas cantidades por los administradores concursales es prioritario incluso ante los créditos ordinarios --los de los acreedores que han aceptado cobrar menos de la mitad de su deuda en ocho años--, al ser débitos contra la masa concursal.

Cada administrador cobrará más de 400.000 euros por el concurso ( El Periódico de Aragón - 19/07/2012 )

18 DE JULIO MÁS CERCA DE LA REPÚBLICA







EA EA EA LOS MADEROS SE CABREAN






Sabotaje a 97 furgones policiales antes de la manifestación de funcionarios
Los vehículos amanecen con las ruedas pinchadas en una zona policial vallada y con seguridad
Los daños ascienden a entre 30.000 y 40.000 euros
La jefatura afirma que ya está resuelto el problema
Sabotaje a las furgonetas de la Unidad de Intervención Policial (UIP, más conocidos por antidisturbios) de Madrid esta noche, apenas unas horas antes de la manifestación de funcionarios convocada para esta tarde. En el último balance ofrecido a media mañana por el Sindicato Unificado de Policía (SUP), son 97 los vehículos dañados con 140 ruedas pinchadas, cuyo coste oscila entre los 30.000 y 40.000 euros. Fuentes policiales rebajan sin embargo el número de furgonetas afectadas a 30. En torno a las dos de la tarde, la jefatura ha informado de que ya se había resuelto el problema.



El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha restado importancia a este ataque en su comparecencia en el Congreso, al afirmar que ha sido un "pequeño sabotaje", que no ha afectado a la movilidad de los vehículos, informa Efe. Los vehículos policiales, ha añadido, han estado operativos en seguida, puesto que las ruedas se han cambiado en muy poco tiempo. La jefatura ha confirmado posteriormente este extremo.

Los vehículos se encontraban dentro del recinto policial de Moratalaz, en una zona vallada y protegida donde solo acceden agentes o personal de visita perfectamente identificado. Las ruedas han sido pinchadas hasta dos y tres veces con un punzón desde un lateral, lo que hace imposible que sean reparadas por los mecánicos de la jefatura. Fuentes del SUP aseguran que esta mañana se buscaba a toda velocidad algún taller que suministre un número tan elevado de neumáticos y que había problemas para localizarlos. Esta tarde hay convocada una manifestación, que se prevé multitudinaria, a partir de las ocho y media de la tarde entre la plaza de Neptuno y la Puerta del Sol. Están llamados miles de funcionarios y se espera que lleguen autocares de otras regiones.

Las furgonetas pertenecen a la unidad de Madrid y a otras llegadas de otros puntos de la península (Málaga, Bilbao y Málaga, entre otros) para reforzar la seguridad de la capital con motivo de las movilizaciones sociales registradas tras los recortes del Gobierno de Mariano Rajoy.

Investigación del sabotaje
El ministro ha señalado que se ha abierto una investigación para averiguar quién ha podido cometer este sabotaje, que se ha producido en un recinto donde hay cámaras de seguridad, según ha apuntado. También ha añadido que no es la primera vez que se producen este tipo de incidentes, algo que ya se produjo en el pasado y que acabó con la expulsión del cuerpo de la persona que lo había hecho, aunque no ha mencionado el episodio concreto.

También la Jefatura de Policía había advertido previamente del inicio de una investigación para detener al autor o los autores de estos pinchazos, según este portavoz. A la sede policial de Moratalaz se ha desplazado el jefe superior de Policía de Madrid, Alfonso José Fernández Díez, junto con otros mandos para comprobar in situ los daños causados. El SUP ha ofrecido asistencia jurídica gratuita a los agentes que puedan ser denunciados por este tema, a pesar de que no sean afiliados suyos.

El sindicato ha lamentado y condenado el incidente de las furgonetas y lo ha atribuido al malestar que existe dentro del cuerpo ante los continuos recortes que está sufriendo la policía. Además de la paga extra, se les ha quitado el plus de productividad y los tres días libres que tenían en Navidades y Semana Santa. Un centenar de agentes se concentró el pasado martes, convocados por los sindicatos Confederación Española de Policía (CEP) y Unión General de Policías (SUP), a las puertas del complejo policial de Canillas en Madrid, donde se celebraba un acto de presentación de nuevos agentes para la capital, presidido por el director general de la Policía, Ignacio Cosidó.

miércoles, 18 de julio de 2012

DUMA STOLICY



¿Y A ESTOS QUIEN LES PEGA?




Concentración ilegal, cortes de tráfico en el centro de Zaragoza....¿dónde estaba nuestra amadísima UIP?

Un centenar de policías cortan tráfico en Zaragoza para protestar por recortes
Efe. Zaragoza
Unos cien agentes del Cuerpo Nacional de Policía han salido a la calle en Zaragoza y han cortado el tráfico para protestar por los recortes anunciados por el Gobierno de Mariano Rajoy, un "hachazo inmundo" que está dejando a estos profesionales muy "maltrechos".

Los policías se han sentado en el paso de cebra ubicado frente a la comisaría de paseo María Agustín, en la capital aragonesa, sobre las 11.00 , y han cortado el tráfico durante media hora, aunque las repercusiones han sido mínimas ya que estaba la Policía Local regulando la circulación.

César Lambea, de la Confederación española de policías, ha insistido en declaraciones en que van a continuar con las movilizaciones "hasta que revoquemos esto y evitemos que siempre paguen los pobres", ya que además de la paga extra de Navidad también les han quitado días de asuntos propios que les habían concedido en compensación "por no cobrar un sueldo digno".

Ha rechazado el "hachazo inmundo" que les está dando el Gobierno de Mariano Rajoy y que ya viene del anterior Ejecutivo y ha lamentado los "tres golpes seguidos" que han recibido -como funcionarios y como policías- y que les han dejado "muy maltrechos".

Además, han recordado que como ciudadanos también se ven muy afectados por la subida del IVA y también sufren por tener numerosos amigos y familiares en paro

ROCK AND ROLL PARA LA ETERNIDAD

martes, 17 de julio de 2012

EMPEZAMOS FUERTES



Estamos tratando y negociando la llegada de nuevos jugadores para completar la plantilla, pero, como es lógico, tampoco se puede hablar mucho de los asuntos que todavía tenemos pendientes. No obstante, quiero aprovechar esta ocasión para enviar un mensaje de tranquilidad al zaragocismo y para decirles a los aficionados que si nos dejan trabajar con tranquilidad podemos hacer una plantilla incluso con aspiraciones de poder jugar la UEFA.



NANDO MOLINOS, Un tipo optimista

lunes, 16 de julio de 2012

viernes, 13 de julio de 2012

VICTIMA DE LA EUROCOPA



El embajador de España en Polonia se va tras salir en un vídeo de una fiesta
Efe Madrid

El embajador de España en Polonia, Francisco Fernández Fábregas, ha abandonado el cargo tras salir en un vídeo en el que festejaba la victoria de la selección española. Fuentes diplomáticas han precisado que el embajador no ha sido destituido, como se informó en un primer momento, sino que su permanencia en este cargo expiraba y se le pidió que lo prorrogase para atender a las autoridades que fueron a ver jugar a la selección en Polonia.

Fernández Fábregas fue protagonista hace unos días de un vídeo emitido por un programa deportivo de la cadena Intereconomía, en el que se le veía festejar en su residencia oficial la victoria de España sobre Francia en los octavos de final de la pasada Eurocopa de fútbol, disputadas en Polonia y Ucrania. Las fuentes diplomáticas consultadas no han ocultado que el vídeo ha causado un profundo malestar en el sector.

El relevo del embajador fue aprobado por el Consejo de Ministros el pasado día 6, sin que se recogiera en la referencia de acuerdos, y publicado por el Boletín Oficial del Estado (BOE) este martes.

Fernández Fábregas, de 67 años y natural de Granada, estaba al frente de la oficina diplomática de Varsovia desde septiembre de 2008.

En el vídeo, el embajador aparece cenando en su residencia con un amplio grupo de invitados y posteriormente, celebrando los goles de España (2-0) del partido, que se jugó en Donetsk (Ucrania) el 23 de junio.

"Vamos a darle por saco a los franceses. Vamos, champán francés", se le oye decir. Durante la celebración, también se sortean objetos y el embajador cachea incluso a alguna de las invitadas.

Durante su trayectoria como diplomático, Fernández Fábregas ha sido jefe de Protocolo de la Casa del Rey (1996-2000) y embajador en Bélgica (2000-2004), entre otros cargos.

FRANCO, ESE MAL HOMBRE



miércoles, 11 de julio de 2012

LA REALIDAD DE ESTE PAIS



¡Gora ETA militarra!'
"¡Gora ETA militarra!", disparó Josetxo Ibazeta contra un grupo de ciudadanos en la medianoche del pasado 1 de julio. El secretario personal del alcalde de San Sebastián, de Bildu, trasladó su ira contra varios jóvenes porque portaban una bandera de España con la que habían animado a la selección española en su partido contra Italia en la final de la Eurocopa.

Ibazeta utilizó reiteradamente el gesto de apuntar con su mano derecha, simulando una pistola, a los seguidores de La Roja, que se defendieron en euskara. Pero Ibazeta no se inmutó: "Voy a sacar la pistola y os voy a dar dos tiros", les soltó a bocajarro.

Ibazeta y su grupo, al menos una mujer y otros dos hombres que aparecen en el vídeo obtenido por EL MUNDO, increparon y amenazaron a tres ciudadanos guipuzcoanos que, sobre las 00.15 horas, atravesaban la Parte Vieja de San Sebastián tras ver el partido de la final de la Eurocopa. Los aficionados se toparon con Josetxo Ibazeta, que, en euskara, mostró primero su sorpresa y luego su indignación por ver una bandera española.

Primero lanzó un grito: "¡Gora ETA militarra!", al que uno de los aficionados le respondió: "Gudari, etorri honera [ven aquí], gudari". Ibazeta y su acompañante se mostraron sorprendidos por la contestación, ya que no suponía amilanarse ante la provocación y, encima, se realizaba en euskara, el idioma que se utilizó prácticamente durante todo el incidente, que se prolongó varios minutos.

UN EJEMPLO DE LUCHA EN TIEMPOS DE BORREGUISMO

martes, 10 de julio de 2012

HEREDEROS DE UNA HISTORIA

PAL PILAR SALE LO MEJOR



Manowar iniciará el 9 de octubre en Zaragoza su gira europea
El veterano grupo de heavy metal presentará los temas de su último disco, titulado 'The lord of steel'
Será poderoso, heavy y brutal. Es la hora de The lord of steel". Así describe Joey DeMaio, uno de los integrantes del grupo estadounidense de heavy metal Manowar, el nuevo trabajo que saldrá a la venta en septiembre de este año. La banda, que ha vendido alrededor de diez millones de discos en todo el mundo, ha elegido a Zaragoza como una de las cuatro ciudades españolas en las que presentar su nuevo album. Manowar actuará, el 9 de octubre, en el recinto de Interpeñas, ya que forma parte de la programación del Pilar. A diferencia del resto de la gira, el recital de la capital aragonesa está calificado como Para todos los públicos.
Las entradas están ya a la venta en la red Ticketmaster, que engloba Fnac, Carrefour, Halcón Viajes, y el precio será de 39 euros más los gastos por ser venta anticipada.
Los estadounidenses estarán acompañados por el también grupo estadounidense HolyHell, formada en 2005. El productor de este grupo es Joey De Maio, lo que provoca que acompañen en muchas de sus giras a Manowar, e incluso el batería, Rhino, perteneció desde 1992 a 1995 a Manowar.
La gira The lord of steel world tour, comenzará en Europa en octubre, pero se extenderá al resto del mundo durante el 2013. En esta gira, el grupo incluirá en sus conciertos temas para celebrar el décimo aniversario de Warriors of the world, su decimotercer album, clásicos del grupo, y nuevos temas que aparecerán en The lord of steel. Este último disco ha sido publicado en edición limitada gracias a la revista Metal Hammer, pero no será hasta septiembre cuando el album esté disponible en todo el mundo.

GRUPO DE RÉCORD Manowar nació en Auburn, en el estado de Nueva York, en el año 1979 y desde entonces han permanecido activos a pesar de los habituales cambios de los componentes de la banda. Son especialmente conocidos por poseer el récord Guiness de la banda más ruidosa de la historia. Alcanzaron los 129.5 decibelios gracias a diez toneladas de amplificadores y altavoces en un concierto en Hannover en 1994. Diez años antes, ya habían obtenido un récord Guiness en un concierto de su gira Spectacle of might en Gran Bretaña. En el 2008 ofrecieron el concierto más largo de heavy metal, en Kavarna (Bulgaria), donde estuvieron sobre el escenario durante de cinco horas y un minuto.
No es la primera vez que Manowar visita Zaragoza. En el 2009 fueron los encargados de cerrar el festival Metalway, y durante una rueda de prensa aseguraron que uno de sus fans valía como 10.000 de cualquier otro grupo, lo que demuestra el carácter de la banda.
Manowar lo componen actualmente, además del bajista Joey De Maio, Eric Adams --voz--, Karl Logan --guitarra--, aunque en su última actuación en Zaragoza, contaron con Donnie Hamzik -batería-, que había sustituido a Scott Columbus por las diferencias de este con el resto del grupo. Actualmente, Hamzik ya no forma tampoco parte de Manowar y Columbus falleció el 4 de abril del pasado año.
Además de Zaragoza, Manowar actuará en el 11 de octubre en La Coruña; en Barcelona el 13, y cerrarán la gira en Madrid el 14 de octubre.
Manowar iniciará el 9 de octubre en Zaragoza su gira europea ( El Periódico de Aragón - 10/07/2012 )

miércoles, 4 de julio de 2012

ANTE LA ENÉSIMA TOMADURA DE PELO



Nuestro zaragocismo no tiene límites, nuestra paciencia sí

Tras la presentación en el día de ayer de la Campaña de Abonados del Real Zaragoza para la Temporada 2012/2013 sólo nos invaden dos sentimientos: decepción e indignación. Decepción al comprobar cómo una vez más la directiva de nuestro club (sean cuales sean los nombres que figuren en el organigrama) persiste en su postura cerril, ajena a la realidad y el sentido común, yendo en contra de los propios intereses de la entidad y más aún de los aficionados que la sostienen. E indignación porque ya está bien de que, desde el Real Zaragoza, nos tomen el pelo descaradamente al decir que los precios de los abonos de la próxima temporada tienen un descuento, cuando son los mismos de la campaña anterior, así como por la cuantía de los mismos y la situación en que se mantienen.

Desde el Real Zaragoza se pretende que el abonado renueve cada año por inercia, apelando simplemente a los sentimientos de miles de zaragocistas, pero sin ofrecer a cambio ni un precio acorde al momento de crisis económica, ni un proyecto deportivo ilusionante. Pretenden realizar un cobro por adelantado dando por respuesta la falta total de servicios, competencia y dignidad.
En los últimos años, los abonados zaragocistas hemos sido humillados, vejados y esquilmados. Hemos padecido un continuado maltrato por parte de la entidad, incluyendo abusivos incrementos de precios, entradas a precios reducidos durante gran número de partidos y una pérdida de calidad constante de lo ofrecido en el césped.

Como consecuencia de todo ello, desde la llegada del máximo accionista D. Agapito Carmelo Iglesias al Real Zaragoza, el número de abonados se ha venido reduciendo, año tras año, hasta perder alrededor de un tercio de la masa social, por no hablar del pobre aspecto de la grada en la primera vuelta de la pasada temporada, prueba incontestable pese a la oscuridad de los números. ¿Cuántos abonados con más de 10 años de antigüedad conservan su asiento en la vieja Romareda? Merece la pena reflexionar y profundizar en los motivos, así como en lo ya expuesto, si realmente se quiere cuidar a la masa social de la entidad.

- ¿Por qué mantienen unos precios desorbitados y olvidan el maltrato infligido a quienes han sido abonados en los años anteriores? Esta temporada desde el Real Zaragoza, con nueva Presidencia, con supuesto cambio de rumbo, han decidido dejar pasar una oportunidad única para hacer un Real Zaragoza más de la afición como reza el eslogan de la campaña. Si "el equipo es la afición":

- ¿Por qué no propician la llegada de nuevos abonados? Se ha perdido la ocasión de consolidar como nuevos abonados a los miles de zaragocistas del "sí, se puede" y a quienes se desplazaron en masa en el último partido de las dos últimas campañas (a Valencia y Getafe).

- ¿Por qué no tienen en cuenta la situación económica del país y, por ende, de los aficionados? Con el altísimo número de desempleados, falta de ingresos y cargas económicas, el fútbol no debería ser un artículo de lujo para quienes sustentan su existencia. Una simple operación matemática, con números al azar, les llevaría a entender que es más beneficioso para todos tener 30.000 aficionados por 200 que 15.000 por 400: los ingresos son los mismos, las cargas son menores y el estadio estaría lleno.
Bien hubiera hecho el Real Zaragoza en tomar ejemplo de otros clubes de 1ª División, como el Levante UD, que aprovechando una magnífica campaña deportiva ha decidido realizar una clara apuesta por incrementar su masa social y ha rebajado de manera sensible su precios (entre 110€ y 450€).
Nada nos haría más felices a todos que ver cada jornada La Romareda llena de zaragocistas; si bien parece ser que no a todos, puesto que las acciones de la directiva del Real Zaragoza parecen encaminadas a vaciar La Romareda empujando a sus aficionados fuera de la que es su casa, aunque en un burdo intento de ocultar la realidad sigan hablando de descuentos.

Por todo lo anterior y a modo de presión para que de una vez sí se produzca un giro en la política social de este club, exhortamos a todos aquellos abonados que lo tengan a bien, a que procedan a cancelar la domiciliación del abono o a la devolución del cobro anticipado del mismo. Existen distintos procedimientos para realizar esta medida conjunta de presión, ya sea vía telefónica (llamando 976 567 777), electrónica (enviando un correo a la dirección abonados@realzaragoza.com haciendo constar los datos personales y el número de abonado), o presencial en las Oficinas del Real Zaragoza (c/ Eduardo Ibarra, 6). El trámite es rápido y sencillo.

¡Qué no nos tomen más el pelo! Esperamos que dicha devolución sirva como toque de atención para la entidad, ya que si nuestro zaragocismo no tiene límites, nuestra paciencia sí.
¡Aúpa Real Zaragoza siempre!
Movimiento Avispa

¿PERIODISTA O FLIPADO?

martes, 3 de julio de 2012

DESDE EL TRULLO



SIN DUDA SE CREEN QUE SOMOS IDIOTAS



Uno se mete con toda la buena fe del mundo a mirar la página web de nuestro amado club, ya que hoy era el día en que anunciaban el precio de nuestros abonos y no puede menos que llevarse una pequeña alegría en estos tiempos de crisis y penurias al leer este párrafo que literalmente transcribo

Se mantienen los precios de los abonos
El Consejero del Real Zaragoza ha explicado también que los precios oficiales de la campaña se mantienen sin variación respecto a las dos últimas temporadas, pero que los abonados que renueven su carné "tendrán un descuento del 15% sobre el precio, al igual que sus familiares de primer grado que se den de alta como abonados, siempre que lo hagan antes del primer partido de Liga en La Romareda". Así mismo, aquellos que se den de alta como nuevos abonados antes del primer partido de Liga en La Romareda tendrán un 10% de descuento sobre la tarifa oficial.

Es decir que si se mantienen los precios y a los que renovemos nos aplican un 15% de descuento mi abono quedara en 238.85 eurillos. No está mal pienso, algo es algo.
Lamentablemente para Agapito and Cia uno fue al colegio antes de la época LOGSE y me he terminado de leer la noticia.
Pero que extraño!!!, si en el folleto de precios ,mi localidad cuesta 281 euros, exactamente los mismo que el año pasado.
Tengamos fe en nuestros dirigentes y esperemos que sea un error porque sino habrá que pensar que definitivamente piensan que somos tontos.
Y NO ES LO MISMO AMOR INCONDICIONAL QUE BORREGUISMO.
ADVERTIDO QUEDAS SEÑOR NUEVO PRESIDENTE (O LO QUE SEAS).

lunes, 2 de julio de 2012

...Y BENGALAS



Miles de zaragozanos salen a la calle a celebrar la victoria

Las obras del tranvía han hecho que esta vez la fiesta pase de la plaza de España a la del Pilar, concretamente a la fuente de la Hispanidad.

Pocos minutos después de que sonara el pitido final en el estadio olímpico de Kiev, miles de personas se han echado a la calle en Zaragoza para celebrar la victoria de España.

En la Eurocopa 2008 y en el Mundial de Sudáfrica 2010, la afición se reunió en la fuente de la plaza de España, pero esta vez las obras del tranvía hacían impracticable ese escenario y había que buscarse uno nuevo.

El elegido ha sido la plaza del Pilar. Concretamente la fuente de la Hispanidad. En coches, motocicletas y, sobre todo, a pie, zaragozanos de todas las edades han inundado las calles del centro de Zaragoza para dirigirse a tan especial destino.

La fuente ha sido tomada por cientos de aficionados, sobre todo jóvenes, que se han subido a lo más alto de ella ataviados con banderas, bufandas y un sinfín de motivos con los colores de España.

A sus pies, el grueso de la afición les miraba sorprendidos y les hacía fotos: era importante inmortalizar el momento.

Todos celebraban la incontestable victoria de España ante Italia (4-0) que le ha valido a la selección española no solo la Eurocopa 2012, sino un hueco en la Historia del fútbol.


Bocinas, petardos... y bengalas


Muchos zaragozanos no se han bajado de sus vehículos para celebrar la victoria y la han celebrado 'a bocinazo' limpio. En los coches se han visto muchas banderas, como también se han visto en motocicletas y alguna que otra bicicleta.

En las calles de la capital aragonesa se han oído petardos y en la fuente de la Hispanidad, punto en el que más aficionados se han concentrado, se han visto algunas bengalas que han aumentado la peligrosidad de la celebración.

Dada la cantidad de aficionados que se han echado a la calle, la celebración se prevé muy larga, pero es que la victoria de la selección española no es para menos.
http://www.heraldo.es/noticias/suplementos/eurocopa_2012/2012/07/01/miles_zaragozanos_salen_calle_celebrar_victoria_194077_1161026.html

¡¡¡ CAMPEONES !!!*



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