miércoles, 27 de marzo de 2013

jueves, 14 de marzo de 2013

RECUERDOS DE INFANCIA

DEBEMOS TOMAR EJEMPLO

Hinchas turcos excavaron un túnel para colarse en el Veltins Arena


Un grupo de hinchas del Galatasaray son cazados con las manos en la masa mientras excavaban un túnel para colarse en el campo del Schalke


ELMUNDO.ES
 Ver para creer. Un grupo de aficionados del Galatasaray fueron cazados mientras excavaban un túnel para colarse en el campo del Schalke 04, el moderno y reputado Veltins Arena, que cuenta con la máxima calificación de la UEFA en el baremos de los estadios.

Así lo ha confirmado el director deportivo del equipo azul prusia, Horst Heldt. Según recogen varios medios alemanos, el dirigente del Schalke ha asegurado que "después del último entrenamiento del Galatasaray, un grupo de aficionados fueron sorprendidos mientras intentaban cavar un túnel para colarse en el campo a través de la tierra helada".

Los miembros de seguridad del Schalke 04 sorprendieron al grupo de hinchas con las manos en la masa, por lo que no consiguieron llegar a 'colarse' en el estadio. Eso sí, la victoria de su equipo en los octavos de final seguro que hizo mejor el viaje de vuelta a casa.

El Galatasray, uno de los equipos más importantes de Turquía, cuenta con una tremenda masa social. No sólo en el país otomano, también en Alemania. Sólo en Gerlsenkirchen, la comunidad turca asciende a más de 20000 habitantes. Además, con los fichajes de Didier Drogba y Wesley Sneijder, la fiebre por el 'Galata' se ha multiplicado en los últimos meses, con lo que las 2700 entradas concedidas al club de Estambul se quedaron cortas.



lunes, 11 de marzo de 2013

Manolo Jiménez: "Es una final y hay que salir a ganarla"

"Somos los que somos y tenemos que sacar esto adelante".



NUEVO MATERIAL

Ya disponible esta tarde en el puesto y en material.ligallo@hotmail.com




lunes, 4 de marzo de 2013

VUELTA A LAS ANDADAS

TIEMPOS MAGNIFICOS

Juan Manuel Villa: "Han pasado más de 40 años y me siguen parando por la calle"

Fue el jugador más espectacular de los cinco Magníficos por sus controles exquisitos, las fintas en carrera, las virguerías, la elegancia de los pases... Un inteligente interior izquierda que aprovechó su tendencia a jugar adelantado para hacer 70 dianas con el Zaragoza y convertirse en un especialista en marcar goles trascendentales en la historia del club, los de los primeros títulos de ese equipo inolvidable que Matías Prats, una vez, comparó con un concierto de stadivarius.


--¿Qué hace Juan Manuel Villa, el Magnífico?

--Estoy jubilado, vivo muy tranquilo. He trabajado durante muchos años en la empresa que fundé cuando aún jugaba a fútbol, pero ahora me dedico a hacer deporte, a leer... En fin, a la vida de un señor jubilado.

--No ha estado vinculado al fútbol desde que se retiró, pero ya nunca se marchó de Zaragoza.

--A mí lo que me gustaba era disfrutar del juego. Llegué en el año 63 y aquí me quedé, como un aragonés. Soy sevillano de nacimiento porque mi madre fue a dar a luz allí a casa de su tía con la Guerra Civil. Solo estuve seis meses. Donde viví siempre fue en Madrid, y me sentía madrileño.

--¿Por qué cree que se recuerda tanto a los Magníficos?
--Lo pasado se idealiza en cierto modo, pero la verdad es que debimos jugar muy bien y los viejos aficionados nos tienen en el recuerdo. Luego hubo algún otro equipo que consiguió cosas, pero yo creo que no se pueden comparar con lo nuestro.

--¿Tan bien jugaban?

--Los espectáculos que daba el Zaragoza eran una cosa única. Era una gozada pertenecer a ese equipo. ¡Y lo que disfrutábamos nosotros, madre mía!

--Siempre han hablado del triunfo de un grupo de amigos.

--Eso era lo que éramos, un grupo de amigos. Había una camaradería especial y éramos un equipo que teníamos mucha libertad en todos los aspectos, en las concentraciones, las comidas... Tenían más personalidad los jugadores que los entrenadores. Y ellos nos hacían una serie de concesiones en la forma de vivir, de vestir, de comer... Eso nos hacía la vida agradable. Era un equipo divertidísimo, con gente muy joven. Cuando íbamos a la selección, nos preguntaban si era verdad que comíamos a la carta y que se viajaba cuando nosotros queríamos. Les daba una envidia... (risas). Pero, claro, los resultados acompañaban.

--¿Y en la ciudad?

--Fenomenal. La gente nos adoraban. Fíjese que han pasado más de 40 años y a mí me siguen parando por la calle, me mandan fotos para que se las firme, me llaman para ir a sitios...

--Hace 50 años que llegó...

--Sí. Jugué en el colegio del Pilar hasta los 14 años y luego ya pasé al Real Madrid. A los 18 años pasé a ser profesional junto a Di Stéfano, Puskas... No jugaba, claro, y me fui cedido una temporada a la Real Sociedad. Jugué todo el año y el Zaragoza vino al siguiente verano a ficharme.

--¿Entonces no tenía ninguna relación con Zaragoza?

--Bueno, a mí me gustó la idea porque yo veraneaba de toda la vida en Salou y tenía una gran cantidad de amigos de Zaragoza.

--¿Aún sigue yendo a Salou?

--Sí, aunque hace unos años me desplacé un poquito hacia el sur, a Vilafortuny. Ahora vivo allí casi seis meses al año.

--¿Recuerda cómo empezó a gestarse ese magnífico Zaragoza?

--Con la Real ya jugué dos veces contra el Zaragoza y me encantó. Estaban ya Marcelino, Lapetra, Reija, Seminario... Luego, cuando llegué a Zaragoza, me gustó tanto la ciudad como el equipo. A mí vinieron a buscarme para suplir a Seminario, que se iba traspasado. Al poco tiempo vino Canario y al año siguiente llegó Santos.

--Los cinco inolvidables no jugaron juntos hasta el 24 de abril de 1964, en un Lieja-Zaragoza de la Copa de Ferias. ¿Recuerda cómo nació la denominación de los Cinco Magníficos?

--No sé si fue una goleada al Valladolid (un 4-1 al Athletic en La Romareda) que al corresponsal de Marca en Zaragoza se le ocurrió eso y enseguida cuajó. Paco Navarro se llamaba. Luego disfrutó mucho y siempre recordaba que se lo había inventado él.

--¿Tenía debilidad por alguno?

--Carlos Lapetra es uno de los mejores jugadores que yo he visto en mi vida. Estuvimos muy unidos todos los años en Zaragoza. Dormía más con él que con mi mujer. Tantos viajes, tantas concentraciones, la selección... Era excepcional. Como persona era todavía mejor.

--Un puñado grande de aficionados ven a Lapetra como el mejor zaragocista de la historia...

--Sí, sí. No voy a ser yo quien diga lo contrario. Tenía unas características fantásticas. Era una especie de Iniesta, un jugador creativo, un delantero en el centro del campo. Él inventó lo de jugar de extremo pero retrasado. Era un genio, con un toque de balón increíble y una imaginación maravillosa para ver las jugadas a la primera.

--Marcelino era el gol, claro...

--Sí, pero también un jugador rapidísimo. Remataba de cabeza como los ángeles.

--¿Canario era el desborde y Santos el trabajo?

--Canario era un extremo, extremo, con regate y buen centro. Chutaba muy fuerte también. Santos era más trabajador.

--¿Y Villa?

--Yo era el virguero. Era el que hacía las cosas más originales. Cuando cogía yo el balón, se oía un murmullo en el campo, esperando a ver qué pasaba.

--Además, tenía mucho gol. Metió 70 con el Zaragoza.

--Sí, es verdad, pero casi me gustaba más hacer la clásica jugada por la banda y luego dar el pase atrás o por encima.

--¿Cómo surgió esa armonía?

--Éramos todos jugadores jóvenes y del mismo gusto. Nos horrorizaba todo lo que no fuese el toque y el fútbol ofensivo. Jugábamos para disfrutar, pero pensábamos: "¿Se lo habrá pasado bien el público?". Me parece una aberración cuando oigo ahora que dicen: "Hemos jugado muy mal pero hemos ganado 1-0". ¿Cómo que los puntos son lo importante? Los puntos deben ser una consecuencia del juego y de que el público, que es el que sostiene el tinglado, lo pase bien. Así se quedan los estadios vacíos. Ahora el fútbol es soporífero. El público es santo. Siguen yendo. ¡Y animan!

--¿No va a La Romareda?

--No, hace muchísimos años. Sí que suelo ver los partidos por televisión, aunque a veces en el descanso lo quito desesperado.

--¿Qué opinión le merece el Zaragoza de los últimos años?
--Lamentable. Hablamos de la quinta ciudad de España, de un club con afición y buen estadio... Que no hayan sido capaces de hacer un club con solera, de estar al menos entre los cinco primeros, me parece lamentable.

--¿Qué partido fue la máxima expresión de aquella generación?

--Uff, hay tantos. Quizá una semifinal de Copa que le metimos 6 al Barça en un partido con mucha lluvia (fue un 6-4 el 6 de junio de 1965). Pero era continuo. Tenemos anécdotas increíbles. Hubo un año que al Valladolid le metimos 5-0 en la primera parte. En la segunda, marcamos un gol y ellos, dos (6-2). Bueno, nos metieron una pitada impresionante.

--¿Recuerda la primera final de Copa, contra el Barcelona en el Camp Nou el 23 de junio de 1963?

--Sí, hubo un cambio de planes en la jefatura de Estado, Franco decidió ir a Bacerlona y nos pusieron la final en campo contrario. Fue una faena impresionante.

--El primer título importante de la historia del Zaragoza lo lograron el 24 de junio de 1964, en la Copa de Ferias contra el Valencia.

--Sí, en el Camp Nou. Y diez días después le ganamos la final de Copa al Atlético de Madrid. Metió un gol Lapetra y yo otro.

--En esa época se empezó a decir aquello de que las finales las jugaban el Zaragoza y otro.

--Sí. Contaba Waldo Marco (presidente del club en esa etapa), que había sido militar y había trabajado en la guardia de Franco en Madrid, que la primera vez que le sentaron al lado del jefe de Estado, lo conoció y le dijo: "¿Así que ahora eres el presidente del Zaragoza y habéis llegado a la final? Muy bien, muy bien". Al año siguiente, otra vez. Y otra vez. Y otra vez. Jugamos cuatro finales de Copa seguidas y Franco estaba asombrado. "¿Pero qué habéis hecho en el Zaragoza?", le decía al presidente. De repente, el Zaragoza pasó a tener un protagonismo máximo.

--Cambiaron la historia.

--Por supuesto. No hay más que ir al museo del club y verlo. En Europa, además, nos hacían primeras planas en los periódicos, sobre todo en el Reino Unido. Allí teníamos unos fans increíbles.

--¿Cómo fue la noche del 11 de mayo de 1966 en semifinales de la Copa de Ferias en Leeds?

--En 13 minutos ganábamos 0-3 y la gente enloqueció. Es un caso único en la historia. Fue una exhibición. Entonces no era tan corriente ver esos efectos al balón, taconazos, túneles... Y se oía constantemente: "Oooh". Nos pidieron que saliéramos a saludar porque la gente no se iba. Salimos, estaban todos de pie, saludamos y nos metimos al vestuario. Lo mismo lo tuvimos que hacer tres veces. Parecía una ópera.

--Luego perdieron la final ante el Barcelona (2-4) después de haber ganado en la ida (0-1).

--Perdimos porque el público de La Romareda se pasó los 90 minutos a favor del Barça. Fue peor que jugar fuera de casa. Habíamos jugado un partido en Granada que perdimos 5-3 y eso fue como un crimen. Teníamos la Copa en el bolsillo, habíamos ganado fuera y éramos mejores, pero no se puede ni imaginar cómo fue eso en nuestra contra.

--El último título fue el 29 de mayo de 1966, en la Copa ante el Athletic. Iríbar salió a hombros.

--Hizo un partido impresionante. Dimos una exhibición, con una ocasión detrás de otra. Hablamos con Matías Prats padre, que venía siempre con nosotros por Europa, y nos contaba lo difícil que le resultaba narrar un partido del Zaragoza. Él trataba de elogiar mucho al Athletic porque le daba vergüenza tal superioridad. Luego hubo gente en Zaragoza que, en cierto modo, no se lo perdonó.

--¿Por qué tuvieron tantos entrenadores?

--Nunca lo he sabido. Lo cierto es que no tuvimos entrenadores buenos. Solo Daucik. Olsen era un desastre, Luis Hon también... La directiva nos decía que no necesitábamos entrenador.

--Y fue teniente de alcalde...

--Sí, me liaron. Cuando me lo propusieron, yo les dije: "Pero estáis locos, si yo no tengo ni idea y a mí la política no me interesa...". Pero el gobernador era pariente mío y al final me convencieron. En mi época fue cuando se hizo el plan del Actur, que ya entonces parecía increíble.

Juan Manuel Villa: "Han pasado más de 40 años y me siguen parando por la calle" ( El Periódico de Aragón - 04/03/2013 )