Al Zaragoza se le escapa la victoria al final por agotamiento tras jugar en inferioridad casi todo el partido
El empate en Mallorca deja más sensaciones positivas que negativas para el Zaragoza. Es obvio que el equipo no está con la misma confianza que hace unas semanas, que ha estancado su crecimiento y su fútbol pero en ningún caso ha aparcado su solidaridad y trabajo colectivo, su capacidad en el esfuerzo y su espíritu, valores muy importantes. Y no se debe restar méritos al hecho de sacar un punto en un partido jugado en inferioridad desde el minuto 12 por dos acciones infantiles de Loovens. La segunda provocó el penalti que paró Roberto a Víctor Casadesús y, acto seguido, llegó el gol de Postiga en un regalo balear. Víctor, cuando solo quedaban seis minutos, puso la igualada, el primer punto que saca el Zaragoza de esta isla desde el 2005, por cierto.
Desde el tanto del portugués hasta el final el conjunto de Manolo Jiménez apretó con orden los dientes, con muy poco fútbol, sí, pero corrió y defendió el tesoro que tenía entre manos como si le fuera la vida en ello. Se le escapó parte de ese botín en la orilla, porque el tramo final, con un Zaragoza agotado tras una semana durísima, se le hizo eterno a un bloque ya asfixiado y que sufrió lo indecible para que el Mallorca, nervioso y sin ideas salvo en la última media hora, no terminara de sellar la remontada.
Al menos, conservó un punto, que tiene un sabor agridulce. Como mínimo es un premio al generoso derroche zaragocista y además deja el descenso a cinco, uno más que antes de empezar la jornada. Por ahí las sensaciones solo pueden ser positivas, pero estuvo tan cerca de llevarse todo el botín que dejarlo escapar al final y en una última media donde el Zaragoza se vio cada vez más acorralado por el Mallorca deja ese regusto amargo. Con todo, el paso de los días y, sobre todo, ganar en Vallecas, lo que pararía una racha de tres jornadas sin vencer, le puede dar mucho más brillo a estas tablas en Palma.
Como se esperaba, Jiménez recuperó el guión liguero y el partido empezó con el dominio de un Mallorca en horas bajas. Pérez Lasa no tardó en mostrar la primera amarilla a Loovens por juego peligroso ante Víctor y al holandés, que tiene su hándicap en la velocidad, sobre todo cuando tiene que defender su espalda, se le fue en carrera Nsue para que lo derribara. Penalti claro y en inferioridad. Roberto le adivinó la intención a Víctor, quizá distraído ya tras discutir con Hemed sobre quién debía lanzar la pena.
La buena parada del meta dio vida al Zaragoza, que se encontró con el gol acto seguido. Apoño, mejorado en su compromiso y en su esfuerzo tras una semana complicada, botó una falta que entre Nunes y Geromel dejaron que Hélder Postiga convirtiera en gol tras regatear a Auoate. Es el séptimo gol del portugués, decisivo y siempre batallador. No movió el banquillo Jiménez en inferioridad y con la ventaja retrasó al lateral al esforzado Zuculini y situó a Sapunaru en el eje. La eficacia del rumano asusta, porque lo hizo todo bien. Si tuviera que hacer las veces de utillero o de presidente también lo haría perfecto.
Caparrós sí respondió sacando a Gio, pero el Mallorca fue preso de su propia ansiedad e imprecisión, mientras el Zaragoza se defendía con orden, cerrando espacios y jugando con sentido. Ahí, todo el equipo sumó, pero especialmente Álvaro y Abraham, que acabó la primera parte con puntos de sutura en la cabeza tras una patada de Pereira y pidiendo salir al césped sin poder hacerlo. Ni contra nueve en esos minutos pudo el Mallorca.
La segunda parte comenzó igual, pero el Zaragoza que jugó el lunes ante el Celta y el jueves en Granada --donde también lo hizo con diez muchos minutos-- vio la luz roja de su depósito, algo que no se arregló con José Mari ni con Paredes. Movilla andaba fundido, la medular no funcionaba y el balón no le duraba nada a los zaragocistas, lo que aumentaba el dominio balear. Caparrós dio entrada a Alfaro, Nsue y Pereira despertaron y Gio empezó a carburar, haciendo un agujero por la banda de Zuculini, demasiado solo. De ahí llegó el centro de Gio que cabeceó Víctor a la red. Antes, Nunes tuvo de cabeza dos clarísimas, una de ellas desbaratada por Roberto, mientras que Abraham sacó un remate de Nsue. Aun tuvo una última Marc, que falló. Sí, el Zaragoza no ganó, tampoco jugó bien, pero la casta, el carácter competitivo y el esfuerzo los dejó sobre el Iberostar. Y eso también es fútbol.
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