Que el Hércules (Trezeguet) y el Racing de Santander (Waldo Ponce), con todos los respetos para estos clubs, te birlen jugadores confirma de una vez por todas el solemne disparate al que han convertido el Real Zaragoza Agapito Iglesias y sus aliados. Lo doloroso, que lo es, ya no se centra en que la entidad esté arruinada ni en que los futbolistas que prefieren otro destino podrían haber sido la panacea, sino en el terrible empobrecimiento negociador de una institución que en su día fue una referencia de excelentes y competitivos veteranos en la recta final de sus carreras y el escenario perfecto para jóvenes promesas sin lugar inmediato en sus equipos. No sirve justificación alguna: desde el exterior, el Real Zaragoza es observado como una leprosería por obra y gracia de una gestión enferma crónica de la raíz a las puntas. No se desprecia e ignora al club, pues su historia y afición le avalan en lo sentimental, sino la credibilidad de su actual presidente y de quienes infectan las llagas con el bacilo de su incompetencia. Esta noche se cierra el mercado. Es muy posible que a última hora se vea a Agapito removiendo entre la basura. Por favor, que no lleve distintivo alguno del Real Zaragoza en la solapa de un traje prestado que le viene inmenso.
La leprosería ( El Periódico de Aragón - 31/08/2010 )
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