S. VALERO / A. RAMÍREZ 17/12/2013
El Real Zaragoza, a instancias de las exigencias del Consejo Superior de Deportes, en concreto de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte, elaboró en octubre pasado tanto un Plan Individual de Riesgos como un Reglamento General de Acceso y Permanencia en los Espectáculos y Acontecimientos Deportivos Organizados o Gestionados por el Real Zaragoza y Régimen Disciplinario de Socios y Abonados. Este último texto, que ya fue enviado a la Liga de Fútbol Profesional, a las peñas y a la Delegación de Gobierno, supone un elemento fundamental para luchar contra las malas actitudes de los aficionados, un mal que la Liga y el CSD quieren erradicar y que el Zaragoza está decidido a luchar contra él con toda la contundencia que sea posible.
Se trata de tener tolerancia cero con los que no tienen un comportamiento adecuado en los estadios y recintos, en este caso en La Romareda o en la Ciudad Deportiva, y ese reglamento especifica sanciones no solo para aficionados y socios, sino también para peñas y agrupaciones. El club, como el resto del fútbol español, está muy concienciado de la necesidad de luchar contra los violentos, una lacra a erradicar cuanto antes en el deporte.
Hay motivos en el Zaragoza para la honda preocupación por el comportamiento de algún sector de aficionados más radicales y el club tiene claro que no se van a permitir actitudes, expresiones o cánticos de insulto, amenazas o que inciten a la violencia. Paredes vivió un episodio desagradable con unos aficionados en un párking, en La Romareda le ha pasado a Leo Franco, Cidoncha y el meta fueron increpados en Sabadell antes de subir al autobús, y allí, en la Nova Creu Alta, se exhibió una pancarta, en la que se leía Agapito, bastardo, entre los aficionados zaragocistas, algo que el club aragonés intentó quitar y así se le exigió sin resultado al Sabadell.
LOS CASTIGOS Son solo algunos ejemplos, por no hablar de lo que sucedió con Apoño en la Ciudad Deportiva en verano, cuando se peleó con un aficionado. La lucha no es en todo caso solo del Zaragoza. Florentino Pérez la está teniendo en el Real Madrid con los Ultras Sur, por ejemplo. El club aragonés también pidió hace unos meses un informe a sus servicios jurídicos para ver qué medidas se pueden tomar para intentar frenar los insultos que reciben jugadores y dirigentes en las redes sociales.
En el reglamento para las instalaciones del club que se hizo público en la página web el pasado sábado se establecen tanto las infracciones como los castigos (artículos 14 y 15), así como la creación de un Comité de Disciplina Social, que por delegación del Consejo de Administración será el que tenga la potestad sancionadora y que tendrá un mínimo de tres miembros, todos designados por el Consejo.
En este reglamento se especifican infracciones muy graves en las instalaciones. Y, entre otras, están la utilización de bengalas y petardos, las tentativas, intentos de agresión, amenazas o insultos a jugadores, árbitros, dirigentes, entrenadores o empleados, las expresiones racistas o de cualquier discriminación o los daños a las instalaciones por valor de más de 300 euros. Y también la exhibición de pancartas, banderas o símbolos, además de la entonación de cánticos y sonidos que inciten a la violencia o contengan insultos, amenazas o expresiones discriminatorias.
Las infracciones graves son las que entran dentro de las muy graves pero no concurren situaciones de peligro o riesgo, además de los daños en instalaciones por menos de 300 euros y la cesión del carnet de socio. También están tipificadas infracciones leves.
En las muy graves el castigo va entre uno y tres años de prohibición de entrada, además de la pérdida de la condición de abonado. En las graves ese castigo va de 6 meses al año y, en las leves, de uno a 6 meses. El club, al margen de ese procedimiento, se reserva la potestad de denunciar al infractor ante la Justicia para que también sea castigado por esa vía.
Este reglamento, realizado en cumplimiento y desarrollo del artículo 7 del Reglamento de prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, marca también sanciones para las peñas y colectivos de aficionados. Es decir, para las actuaciones en grupo, castigos que se pueden añadir a los individuales. Así, cuando una agrupación o peña incurra en una falta muy grave, el Comité de Disciplina Social del Zaragoza puede suspender el reconocimiento de peña o grupo oficial por un periodo de entre uno y tres años o la anulación definitiva de ese reconocimiento. Si es una infracción grave ese periodo va entre los seis meses y un año, mientras que con las peñas no se estipulan sanciones por infracciones leves.
Se trata de tener tolerancia cero con los que no tienen un comportamiento adecuado en los estadios y recintos, en este caso en La Romareda o en la Ciudad Deportiva, y ese reglamento especifica sanciones no solo para aficionados y socios, sino también para peñas y agrupaciones. El club, como el resto del fútbol español, está muy concienciado de la necesidad de luchar contra los violentos, una lacra a erradicar cuanto antes en el deporte.
Hay motivos en el Zaragoza para la honda preocupación por el comportamiento de algún sector de aficionados más radicales y el club tiene claro que no se van a permitir actitudes, expresiones o cánticos de insulto, amenazas o que inciten a la violencia. Paredes vivió un episodio desagradable con unos aficionados en un párking, en La Romareda le ha pasado a Leo Franco, Cidoncha y el meta fueron increpados en Sabadell antes de subir al autobús, y allí, en la Nova Creu Alta, se exhibió una pancarta, en la que se leía Agapito, bastardo, entre los aficionados zaragocistas, algo que el club aragonés intentó quitar y así se le exigió sin resultado al Sabadell.
LOS CASTIGOS Son solo algunos ejemplos, por no hablar de lo que sucedió con Apoño en la Ciudad Deportiva en verano, cuando se peleó con un aficionado. La lucha no es en todo caso solo del Zaragoza. Florentino Pérez la está teniendo en el Real Madrid con los Ultras Sur, por ejemplo. El club aragonés también pidió hace unos meses un informe a sus servicios jurídicos para ver qué medidas se pueden tomar para intentar frenar los insultos que reciben jugadores y dirigentes en las redes sociales.
En el reglamento para las instalaciones del club que se hizo público en la página web el pasado sábado se establecen tanto las infracciones como los castigos (artículos 14 y 15), así como la creación de un Comité de Disciplina Social, que por delegación del Consejo de Administración será el que tenga la potestad sancionadora y que tendrá un mínimo de tres miembros, todos designados por el Consejo.
En este reglamento se especifican infracciones muy graves en las instalaciones. Y, entre otras, están la utilización de bengalas y petardos, las tentativas, intentos de agresión, amenazas o insultos a jugadores, árbitros, dirigentes, entrenadores o empleados, las expresiones racistas o de cualquier discriminación o los daños a las instalaciones por valor de más de 300 euros. Y también la exhibición de pancartas, banderas o símbolos, además de la entonación de cánticos y sonidos que inciten a la violencia o contengan insultos, amenazas o expresiones discriminatorias.
Las infracciones graves son las que entran dentro de las muy graves pero no concurren situaciones de peligro o riesgo, además de los daños en instalaciones por menos de 300 euros y la cesión del carnet de socio. También están tipificadas infracciones leves.
En las muy graves el castigo va entre uno y tres años de prohibición de entrada, además de la pérdida de la condición de abonado. En las graves ese castigo va de 6 meses al año y, en las leves, de uno a 6 meses. El club, al margen de ese procedimiento, se reserva la potestad de denunciar al infractor ante la Justicia para que también sea castigado por esa vía.
Este reglamento, realizado en cumplimiento y desarrollo del artículo 7 del Reglamento de prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, marca también sanciones para las peñas y colectivos de aficionados. Es decir, para las actuaciones en grupo, castigos que se pueden añadir a los individuales. Así, cuando una agrupación o peña incurra en una falta muy grave, el Comité de Disciplina Social del Zaragoza puede suspender el reconocimiento de peña o grupo oficial por un periodo de entre uno y tres años o la anulación definitiva de ese reconocimiento. Si es una infracción grave ese periodo va entre los seis meses y un año, mientras que con las peñas no se estipulan sanciones por infracciones leves.
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