Tras su venta en 2001 los aficionados refundaron el Wimbledon, un histórico que ha remontado ya ocho divisiones
Unas trescientas mil personas intentaron, en 1923, ver la primera final de la Copa de la FA en el nuevo estadio de Wembley, según la edición de aquel día de The Times. Han pasado 88 años y cinco rondas desde agosto entre equipos inferiores para llegar a la First Round Proper (la auténtica primera ronda) de esta temporada, cuando entran en la competición los clubes de las dos divisiones más bajas del fútbol profesional.
El AFC Wimbledon ha ascendido a la Liga Dos (la vieja cuarta). No es la cima. Noventa mil espectadores le vieron ganar su única copa, en Wembley, en 1988. La «banda de los locos» batió 1-0 a un Liverpool que entonces ganaba todo. Pero el propietario, Sam Hamman, vendió el solar de Plough Lane y, en 2001, traspasó la titularidad del club a otra ciudad, Milton Keynes, donde juega ahora el MK Dons. Nunca había ocurrido algo semejante.
Los seguidores crearon una fundación, el Dons Trust. Compraron un pequeño estadio en Kingston —ahora Cherry Red Records Stadium (4.650 espectadores)— y han levantado un nuevo club de fútbol. «¡Sólo nos costó nueve años / Nueve años / Nueve años / Sólo nos costó nueve años!», cantaban este sábado, como en cada partido, para celebrar que han remontado en ese tiempo ocho divisiones.
Inspirado en el juego limpio
El presidente de la fundación, Matthew Breach, de 46 años, es un ingeniero de sistemas en una empresa del sector de defensa. Nació en el vecindario. Su familia se trasladó al oeste de Inglaterra cuando era un niño, pero un sábado de 1983, cuando estudiaba en el Imperial College de Londres, regresó a su barrio para ver al Wimbledon jugar contra el Walsall. Fue un flechazo.
El club que preside se inspira en el Fair Play (juego limpio) —decisiones por junta general, presupuesto equilibrado, buena conducta de los seguidores, no pagar a agentes si el club no les pide que actúen en su nombre...— y el entrenador, Terry Brown, también exige a sus jugadores limpieza en el campo. No protestan a los árbitros.
Vinnie Jones fue icono desgraciado de la «banda de los locos» que ganó la Copa. Era un matón del fútbol, en un equipo excéntrico y con virtudes variadas. El de ahora se empeña, porque así lo quiere Brown, en mover el balón rápido y por la hierba. «Ahora somos como el Arsenal, pero con menos tarjetas», bromeaba Breach antes del partido contra el Scunthorpe.
El Wimbledon no es el Arsenal. Aunque tiene futbolistas —como Christian Jolley, un extremo frágil, con imaginación y clase— que excitaron el buen gusto de la grada. Fue un partido desigual en la primera parte, con los forasteros mostrando que juegan en una competición más veloz, la Liga Uno, y con mayor equilibrio en la segunda. Aunque a ambos equipos les cuesta llegar a la red.
«Vamos a Wembley», coreaban los hinchas del sur de Londres en esta primera ronda, mucho antes de que, en la tercera, entren los grandes del Championshipy de la Premier. Si este club singular, que ya tiene los planos para construir un nuevo estadio, en ocho o nueve años, toma muchas decisiones acertadas, podría ascender otras dos divisiones. Y quizás regresar a Wembley. Por el momento, se jugarán el paso a la segunda ronda en el norte de Lincolnshire.
http://www.abc.es/20111114/deportes/abcp-regreso-banda-locos-20111114.html
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