El distrito de Wedding es un barrio del centro de Berlín que alberga un complejo residencial donde se reúnen jóvenes ultraizquierdistas favorables a la multiculturalidad y a la llegada masiva de inmigrantes. El lugar se ha ido transformando psaulatinamente en un barrio musulmán donde proliferan bandas de inmigrantes, predominantemente turcos, que están acrecentando la tensión social.
Una joven que acaba de mudarse a Wedding, ya que el alquiler en el centro de Berlín se había convertido en inasequible, siente nostalgia por Hackescher Markt, su anterior lugar de residencia: “Este lugar está gobernado por los turcos y la mafia árabe”.
La novedad en Berlín, es que ahora los antifascistas que residen en el barrio de viviendas Schererstrabe 8, tienen miedo de las pandillas callejeras, como los Street Fighters, situada justo enfrente de sus lugares habituales de reunión.
La semana pasada fueron atacados por treinta miembros de los Street Fighters, que entraron en el local donde los izquierdistas se reunían. La policía informó que les rompieron las ventanas con bates de béisbol y destruyeron los muebles y el puesto de información de los antifascistas. Un día después, dos músicos que iban a dar un concierto en el complejo de viviendas de la izquierda fueron golpeados sufriendo diversas contusiones.
Los antifascistas no saben muy bien cómo responder a esto. La concepción del mundo de la izquierda se tambalea.
Un oficial de policía comenta sobre el ataque al barrio de viviendas de izquierdistas que “Si hubieran sido los nazis, lo hubieran dicho a la opinión pública.”
La falta de reacción por parte de los antifascistas contra los inmigrantes violentos, sobre todo turcos, tiene un motivo aparentemente absurdo, ya que según dicen: “No nos han atacado ni los nazis ni los policías, por lo que nuestros métodos habituales de activismo no son aplicables. Cuando sepamos qué hacer, os pediremos ayuda”.
Un trabajador social que conoce a algunas personas del complejo de viviendas, dice: “Están confundidos porque no están siendo atacados por los nazis, sino por los inmigrantes, y eso no encaja en su visión del mundo”. Parece ser que los Street Fighters les habían exigido dinero a cambio de protección, pero al no llegar a un acuerdo se acrecentaron las diferencias entre los grupos.
Una joven que acaba de mudarse a Wedding, ya que el alquiler en el centro de Berlín se había convertido en inasequible, siente nostalgia por Hackescher Markt, su anterior lugar de residencia: “Este lugar está gobernado por los turcos y la mafia árabe”.
La novedad en Berlín, es que ahora los antifascistas que residen en el barrio de viviendas Schererstrabe 8, tienen miedo de las pandillas callejeras, como los Street Fighters, situada justo enfrente de sus lugares habituales de reunión.
La semana pasada fueron atacados por treinta miembros de los Street Fighters, que entraron en el local donde los izquierdistas se reunían. La policía informó que les rompieron las ventanas con bates de béisbol y destruyeron los muebles y el puesto de información de los antifascistas. Un día después, dos músicos que iban a dar un concierto en el complejo de viviendas de la izquierda fueron golpeados sufriendo diversas contusiones.
Los antifascistas no saben muy bien cómo responder a esto. La concepción del mundo de la izquierda se tambalea.
Un oficial de policía comenta sobre el ataque al barrio de viviendas de izquierdistas que “Si hubieran sido los nazis, lo hubieran dicho a la opinión pública.”
La falta de reacción por parte de los antifascistas contra los inmigrantes violentos, sobre todo turcos, tiene un motivo aparentemente absurdo, ya que según dicen: “No nos han atacado ni los nazis ni los policías, por lo que nuestros métodos habituales de activismo no son aplicables. Cuando sepamos qué hacer, os pediremos ayuda”.
Un trabajador social que conoce a algunas personas del complejo de viviendas, dice: “Están confundidos porque no están siendo atacados por los nazis, sino por los inmigrantes, y eso no encaja en su visión del mundo”. Parece ser que los Street Fighters les habían exigido dinero a cambio de protección, pero al no llegar a un acuerdo se acrecentaron las diferencias entre los grupos.
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