lunes, 20 de diciembre de 2010

UN DISPARO, UN PUNTO.

El Real Zaragoza sumó un empate muy valioso pero repitió las peores sensaciones en ataque Jugó un fútbol bochornoso y solo mantuvo la honra en el marcador.
20/12/2010 IGNACIO MARTÍN

El Zaragoza cerró el año 2010 casi igual que lo empezó, con el corazón encogido y el fútbol más raquítico que se le recuerda. Aun así, el plan antiaéreo preparado por Aguirre durante la semana para contrarrestar el juego de Osasuna encontró un premio mayúsculo, inmerecido pero muy valioso. Sacó un buen empate del Reyno de Navarra, un estadio agotador para todos desde cualquier punto de vista, un campo de minas para el conjunto aragonés, tan acostumbrado a salir de Pamplona zarandeado y humillado. La primera parte se cumplió escrupulosamente, ya que Osasuna sacudió todas las estructuras zaragocistas con pelotazos y corners que fueron un tormento de agitación y agonía. El propósito navarro se quedó a medias porque no hubo deshonra, vejación ni burla. El Zaragoza, al menos en el marcador, aguantó en pie como pudo e igualó la batalla.
Eso sí, el punto lo logró de un manera bochornosa, despreciando al fútbol y degradando una tarde más su imagen, su tradición, su historia. Se colgó del larguero y no fue capaz de dar tres pases seguidos. La única combinación decente la realizaron Ander y Sinama en el minuto 1, una buena oportunidad de gol que el francés estrelló contra Ricardo. Pareció otra cosa, no lo fue. Ni en los otros 46 minutos que duró la primera parte ni en los 48 hasta los que se alargó la segunda se supo más del Zaragoza en ataque.
Un disparo, un punto. Hay poco que explicar. El Zaragoza mereció perder, y lo hará muy a menudo si no es capaz de elaborar algo de fútbol, de generar desequilibrios y de asesinar en el área. Es decir, le faltan los mejores jugadores, los que tienen que darle sentido al juego y al marcador. Un par de delanteros y un par de centrocampistas, como poco. Y eso para sufrir pero poder mantenerse con opciones de pelear por la salvación hasta el último día. Si no es así, con el fútbol actual no le alcanzará. Se quedará en el camino, sin duda.
De la jornada también se extrajeron conclusiones positivas. De los demás, de los rivales, que definitivamente se han revelado como igual de malos, o casi. La mejor noticia, sin duda, es que pese a llegar al parón navideño con una cifra de puntos vergonzosa (10), el Zaragoza sigue entero, con opciones muy reales y todo el derecho a pensar que está cerca de la permanencia.
Sin embargo, la dinámica no ha cambiado y eso lo convierte en un equipo sospechoso. Con lo que hay, no le da. Ni le bastó con Gay ni le sirve ahora con Aguirre, que ha logrado tres puntos sobre quince en las cinco jornadas que lleva como entrenador. Malos números, muy malos, por mucho que diga el mexicano que es el equipo que menos pierde fuera de casa después del Madrid y el Barça. Se olvidó de contar que es el único que solo ha ganado un partido. Y que van 16 jornadas. Y que es el último. O sea, el peor.

Un disparo, un punto ( El Periódico de Aragón - 20/12/2010 )

No hay comentarios:

Publicar un comentario