FABIÁN TORRES. Buenos Aires 19/07/10 - 18:33.
El DNI de Fernando Cáceres dice que nació el 7 de febrero de 1969, pero las circunstancias del destino hicieron que El Negro volviese a nacer en noviembre de 2009.
Él mismo reconoce que fue un auténtico milagro que salvase su vida después del feroz ataque que sufrió en el barrio de Ciudadela (Buenos Aires) el 1 de noviembre de 2009 a manos de unos energúmenos que le dispararon a quemarropa en la cara —perdió el ojo derecho y tiene alojada en su cabeza la bala— con la intención de robarle su coche.
“Las imágenes que tengo del día del accidente son confusas. Hay un plazo de tiempo en el que no recuerdo nada. Todo lo que sé es por lo que me han contado, son pocos los recuerdos que tengo de esa noche. Sólo me acuerdo hasta que choqué. Lamentablemente me tocó vivir un episodio de violencia de una magnitud tan peligrosa que casi me cuesta la vida. Hay muchas preguntas que quisiera hacerles a las personas que me atacaron, pero no estoy con rabia ni con bronca, sólo quiero saber por qué lo hicieron y por qué usan la violencia como forma de vida”, relata Fernando.
"Hay muchas preguntas que quisiera hacerles a las personas que me atacaron, pero no estoy con rabia ni con bronca"
MARCA es el primer medio al que Cáceres recibe. Lo hace en la casa de su madre Ramona, en Ramos Mejía, un barrio ubicado a una hora del centro de Buenos Aires. El ex defensa nos dice que tiene esa deferencia hacia nuestro periódico por la razón de que un servidor siempre estuvo pendiente de su salud a través de su hermano Ramón, nexo para llegar a El Negro.
“Les agradezco que hayan venido a verme desde Madrid. Eso me impulsó para brindarles a ustedes la primera entrevista y las primeras fotos desde mi accidente. Tengo muchos amigos en España, sé que este diario tiene millones de lectores y ésta es la mejor manera de que ellos vuelvan a saber de mí”, dice Cáceres.
Fernando se muestra tímido al principio, pero reconoce a nuestro fotógrafo y su timidez desaparece. Se emociona hasta el silencio con la portada homenaje que le llevamos de regalo y, aún más, con la camiseta del Zaragoza autografiada por todos los jugadores de la plantilla, un obsequió que consiguió nuestra compañera Sonia Gaudioso gracias a la buena voluntad del club maño.
Mientras íbamos a su encuentro, Ramón nos decía por móvil que no iba a ser posible sacarle fotos a su hermano porque querían preservar su intimidad. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando, ya en la casa, El Negro las autoriza —las primeras desde el accidente—. Cuando le consultamos la razón, nos dice: “Es para agradecerles que no me hayan olvidado”.
Emociona escucharlo. “Cuando me desperté y vi a mis hermanos me imaginé que había sido grave lo que me pasó" A pesar del duro revés que recibió, el ex defensa sigue siendo la misma persona que todos conocen: noble, amigable, sencillo y, sobre todas las cosas, humilde como siempre. Cáceres derrocha fuerza. Tal vez ése sea el secreto que ni los médicos entienden para que haya sobrevivido a tan brutal y cruel agresión. “Cuando me desperté y vi a mis hermanos me imaginé que había sido grave lo que me pasó. Los enfermeros que me trajeron en la ambulancia y los médicos que me atendieron no se explican cómo pude sobrevivir a semejante herida. Ellos me dijeron que una de las claves de que haya sobrevivido es porque mi estado físico era impecable, ya que nunca en mi carrera había sufrido ningún tipo de lesión”, comenta.
Los últimos ocho meses de su vida le hicieron cambiar todos sus proyectos, sus pensamientos, su visión sobre las cosas, sus razonamientos, pero lo único que sigue intacto en el ex defensa es la bondad y la ternura que sigue teniendo a pesar de que su día a día se haya modificado.
“Mis días arrancan temprano. Hago tres sesiones diarias de rehabilitación: piscina y dos turnos de fisioterapia, ya que hay que lograr musculación en las piernas, especialmente en las rodillas. Tengo que ser muy paciente para lograr rehabilitarme. No me pongo plazos, nunca quise hacerlo, ya que no es una manera muy adecuada para salir de esto, porque en el momento en que no los cumpla iba a ser negativo”, dice Fernando, rodeado de sus seres queridos.
"Tengo que ser muy paciente para lograr rehabilitarme. No me pongo plazos" Él sabe que esa manera de ser tan bondadosa le hizo ganar muchos amigos que nunca le dejaron solo desde que se accidentó. Desde que ingresó casi moribundo en el hospital, pasara por la Clínica Fleni y llegase a su domicilio, Cáceres siempre estuvo rodeado de gente amiga. “Me enteré de que muchos preguntaban por mí cuando estaba inconsciente.
Quiero agradecer a todos, especialmente a Maradona. Diego siempre estuvo a mi lado”, dice. A pesar de que nada será igual que antes para Fernando, él lucha con todas sus energías para volver a ser aquel Cáceres que comenzaba su carrera como técnico. “Quisiera ser entrenador. Terminé el curso, sería muy bonito poder hacer lo que me gusta, pero hay que ir despacio y creo que todavía tengo que seguir luchando para terminar de ponerme bien. Me gustaría trabajar en algún momento en el Zaragoza, pero todo tiene que ir con calma, no puedo apresurarme en lograr recuperarme de un día para otro. Ojalá se pueda hacer, sería muy interesante realizarlo en el club al que tanto quiero. Siempre estoy en contacto con Pedro Herrera. Incluso, hace un tiempo estuve involucrado en un proyecto para comprar el Zaragoza con Gustavo Poyet, pero no surgió y todo quedó paralizado”, explica.
Para Cáceres, las cosas han sucedido así y no hay manera de volver al pasado, sólo hay que mirar al futuro: “No extraño nada de la vida que llevaba. Todo esto lo tomo como algo pasajero. Día a día noto las mejorías que voy logrando. Poco a poco hago cosas que antes no podía hacer. A veces pienso en lo difícil que sería hacer tal movimiento y con esfuerzo logro hacerlo días después. Eso me fortalece anímicamente. Una vez que pueda volver a jugar nuevamente al fútbol con mis amigos será uno de mis días más felices”.
Nadie mejor que él sabe que todo es posible en esta vida. “La gente del fútbol siempre estuvo a mi lado, eso me demuestra que hice bien las cosas en la vida. Soy feliz porque la gente me sigue queriendo. Lo peor ya pasó”. Fernando nos despide con educación, respeto y nada rencoroso. Al contrario, está feliz por disfrutar nuevamente de su familia.
Gracias Fernando por darnos una lección de vida.
http://www.marca.com/2010/07/19/futbol/equipos/zaragoza/1279557201.html