viernes, 12 de abril de 2013

LA PASION MAÑA DE ANDREAS BREHME


El Real Zaragoza cuenta en su palmarés con una Recopa, una Copa de Ferias, seis Copas del Rey y una Supercopa de España, orgullo de cualquier aficionado del club. Sin embargo, hay otro aspecto del que los zaragocistas se sienten muy orgullososo:haber contado en su club con varios jugadores de primera talla internacional como Frank Rijkaard, Cafú, José Luis Chilavert o Andreas Brehme (sólo del paraguayo y del alemán se editaron cromos en Ediciones Este), además de otros como Villa, Morientes, Valdano....

Un 12 de abril de 1993, exactamente hace 20 años, Andreas Brehme, el jugador que nos ocupa hoy, dejó el club maño. Tras su paso por Kaiserlautern, Bayern Múnich e Inter, ya con 31 años, recalaba en La Romareda un futbolista que, además de ser uno de los mejores laterales izquierdos del mundo y haber conseguido muchos títulos individuales y colectivos, había marcado el gol definitivo de la final de un Mundial, la de Italia'90.

Todos recordamos esa discutible acción de Roberto Sensini sobre Jurgen Klinsmann en el 85', cuando se caminaba hacia la prórroga. "Eramos cuatro lanzadores, pero me decidí yo", comentó con el tiempo al ser preguntado por qué él y no su íntimo Lothar Matthaus se encargó de lanzar ese penalti. Ajustó el balon al palo derecho de Sergio Goycoechea -que había detenido ya cuatro en ese Mundial- y Alemania se llevó el título. Lo tiró con la derecha, con la que ejecutaba todas las penas máximas, a pesar de que era zurdo. Aquí el vídeo ("lo peor de lanzarlo fue que los argentinos se pasaron protestando varios minutos intentando ponerme nervioso", aseguró en una entrevista reciente con a El País.

Tres veranos después de ese histórico gol llegaba a Zaragoza. Pero su etapa en la capital aragonesa no empezó ni terminó con buen pie. "Si he fichado por este equipo es porque no he podido hacerlo por el Barça, ya que Johan Cruyff no ha podido desprenderse de Richard Witschge, ni por el Atletico de Madrid, con el que tuve contactos a través de Bernd Schuster. No fui al Sevilla porque su potencia es inferior al Zaragoza, aunque me ofrecían más dinero", aclaró a su llegada. Hoy, unas declaraciones así quizá costarían la animadversión de toda una grada, pero por aquel entonces el fichaje de un jugador de tan reconocido prestigio, a pesar de su elevada edad, estaba por encima de esas preferencias declaradas. Luego se suavizó: "Si venir del Inter al Zaragoza hubiera sido un paso atrás, no hubiese venido".

Pero Brehme no sólo se decidió por esos motivos. Su mujer PIlar era natural del pueblo de Utebo, a 12 kilómetros de Zaragoza, por lo que muchos también comprendieron una razón más de la presencia del alemán en el club. "MI mujer no ha influido en mi decisión. Estaba bien en Italia, pero antes de ir a Alemania prefería España", señaló sobre las preferencias de su esposa.

Su temporada no fue muy buena. Se recuerda un gol al Caen en Copa de la UEFA, con Philipe Montanier, entrenador hoy de la Real Sociedad, de portero, que puede mantener ese honor en su currículum, así como un penalti del propio Brehme estrelló contra su poste. Pero el mayor recuerdo que dejó fueron sus huidas a Alemania. Había firmado en su contrato una clausula que le permitía visitar a cualquier médico cuando estuviese lesionado y ateniéndose a ella abandonó Zaragoza en multitud de ocasiones, curiosamente nada más llegar, en verano; en Navidades y con motivo de Torneo de Maspalomas que disputaban sus ex del Bayern Múnich.

El desencadenante del adiós de Brehme fue la charla previa a un partido del equipo en Tenerife. Tras la lesión de Darío Franco, Víctor Fernández había colocado al campeón del mundo en el centro del campo en los últimos encuentros. En aquel partido del Heliodoro, Víctor había cambiado de opinión. "Andreas, juegas en la izquierda", le ordenó antes del choque. "Míster, yo ahí no juego", respondió. "Está bien, jugará Lizarralde", repelió el entrenador.

Víctor Fernández dio parte de lo sucedido y jugador y entidad rescindieron el contrato en ese abril de 1993. "Jugando en el medio lo hice a un nivel de los mejores del mundo, pero el entrenador me ordenó volver a la izquierda y todos mis compañeros se llevaron las manos a la cabeza. No se lo podían creer", contó ya en Alemania, días después de abandonar el club y asegurando que el consejero delegado del club, Javier Paricio, le había "suplicado de rodillas" que no se fuese.

"Nadie se ha llevado las manos a la cabeza. Eso es mentira", dijo Miguel Pardeza, el capitán. "¡Pero qué está diciendo este tío!", se sorprendió Xavi Aguado al conocer sus palabras.

Fue breve, como el paso de Cafú o Rijkaard por Zaragoza, pero muchos en La Romareda dícen que han visto jugar a Andreas Brehme, por mucho que en actitud y fútbol ya no fuera el mismo de antes.

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