lunes, 6 de junio de 2011

Agapito, príncipe de las tinieblas



06/06/2011 ALFONSO HERNÁNDEZ

Lo terrible para el Real Zaragoza es que la figura de Agapito Iglesias, como las extemporáneos monumentos que resisten en la plaza mayor de la ignominia histórica, conserva su lugar de privilegio en el gobierno del club. El argumento tan extendido y consentido en el fútbol de que "la maté porque era mía" debería ser revisado con la máxima urgencia legal. El derecho a la propiedad no otorga licencia para derruirla y, además, con el consentimimento de sectores financieros y políticos de la Comunidad, que han colaborado a la resistencia del empresario frente al clamor popular y unas macrodeudas que hubieran significado el fin de cualquier otro insolvente de esta magnitud.

La Ley Concursal, esquivada con astucia por Agapito, es la única vía para devolverle al Real Zaragoza la salud económica a riesgo, lógicamente, de una posible pérdida de pujanza deportiva. Por otra parte, el equipo lleva ya dos temporadas al borde del abismo, un descenso y un paso por Segunda, por lo que es más que probable que la intervencion de administradores judiciales para controlar el gasto no supondría un trauma mayor. Existen todo tipo de argumentos para que se abra esa ventana hacia la luz de una gestión trufada de gruesas sombras, pero la legión de acreedores, con alguna excepción, prefiere esperar. En este sentido, resulta vergonzante que en esa lista permanezca muda Hacienda. A nadie le interesa una auditoría que podría salpicar a nobles y plebeyos.

El verano deportivo es una época climatológica que reduce las reclamaciones, la beligerancia y las medidas legales. Agapito se ha puesto la crema protectora de este tiempo vacacional para edulcorar su imagen y continuar al frente de la sociedad como si nada hubiera ocurrido. Ha renovado a Aguirre como eje de la remodelación en la plantilla, prepara una reestructuración completa de la plantilla, va a a echar a Prieto y a Herrera (aunque éste es factible que permanezca en el club pero en otro cargo) y busca un director general. No tiene un euro, no paga a nadie y se maneja como un potentado caprichoso. Este príncipe de las tinieblas ha vampirizado al Real Zaragoza y nadie derriba su monumental estatua en honor de la noche más larga de la institución. O se pone fin a este proteccionismo intolerable o un día la afición se reunirá frente a una lápida.

Agapito, príncipe de las tinieblas ( El Periódico de Aragón - 06/06/2011 )

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