El ´zaraguayo´ Blanco ha regresado durante unos días a Zaragoza para recordar una de las etapas más fascinantes de la historia del club: la de Arrúa, Jordao, el 6-1 al Madrid....
07/06/2011 IGNACIO MARTÍN CISNEROS
Se marchó en 1978, pero sigue enamorado de una ciudad que lleva metida en el alma, de la que se marchó antes de tiempo y a la que le gustaría volver pronto. Juan Carlos ´Cacho´ Blanco ha aprovechado una celebración familiar para pasar unos días en Zaragoza y rememorar algunos de sus mejores momentos como futbolista, aquellos instantes que dejaron huella en su corazón y se grabaron en la memoria zaragocista.
Fue un uruguayo infiltrado entre paraguayos que tuvo la suerte de vivir una etapa deslumbrante del club. Los ´Zaraguayos´ (Blanco, Arrúa, Diarte, Soto y Ocampos) dejaron unos años de fútbol armonioso, tejido con imaginación. Con él lograron la mejor clasificación de la historia zaragocista (segundos en 1975) y humillaron al Real Madrid (6-1). También se estrellaron contra un arbitro, Segrelles del Pilar, en la final de Copa de 1976 ante el Atlético (1-0) antes de que el divismo de Arrúa y Diarte derrumbara a un Zaragoza construido para ser campeón.
33 años después, ´Cacho´ Blanco pasea por Zaragoza como si fuera su casa. Se sienta con unos amigos en una terraza frente a La Misericordia y charla de fútbol. Y de Zaragoza, su otra pasión. "La armonía que tiene esta ciudad me encanta", dice el uruguayo, que fue un lateral izquierdo muy apreciado por La Romareda entre 1973 y 1978. "Teníamos un gran equipo", cuenta. Muy diferente al Zaragoza actual, deja entrever.
´Cacho´ Blanco sufrió un descenso inesperado y dramático en 1977 con el Real Zaragoza, que había fabricado un equipo para ser campeón de Liga y acabó bajando. La causa fue la guerra de egos entre Nino Arrúa, la superestrella de los ´Zaraguayos´, y Jordao, una perla angoleña de nacionalidad portuguesa. "Hubo muchos problemas. Cuando llegó Jordao, se creó una rivalidad entre ellos que nunca se pudo superar y dividió a la plantilla. Eso nos llevó a Segunda. Era un conflicto de egos. Jordao llegó con la aureola de ser el número uno de su país y creo que en esa época empezó un poco el tema de ser moreno. Por ahí hubo cosas que le molestaron. Nino tenía, además, mucha fuerza con la afición, era muy carismático. Ese enfrentamiento nunca se pudo amalgamar y nos fuimos a Segunda".
Arrúa, siempre Arrúa. El paraguayo enamoraba a sus compañeros y a la afición cuando tenía un balón en los pies. No ocurría lo mismo fuera. "Era polémico. Dentro del campo era fenomenal y todos lo queríamos, pero fuera era muy especial, tenía códigos diferentes. Fue un buen amigo, aunque siempre polémico. Su carácter era muy parecido al de Mourinho, con esa personalidad polémica y un ego muy fuerte".
Pero Nino y los ´Zaraguayos´ dejaron sobre todo alegría en una ciudad que se contagió pronto de su fútbol. "Me acuerdo de los pañuelos blancos en las gradas de La Romareda el día que ganamos 6-1 al Madrid". Aquella tarde brillaron Arrúa, Diarte y, sobre todo, García Castany, que marcó tres goles. "Pablito era un mediocampista con una clase excepcional. Cuando él, Nino y el Lobo (Diarte) se ponían a jugar era un equipo imparable, espectacular, una maravilla".
Blanco se marchó dejando al equipo en Primera tras una preciosa celebración el día de Aragón en La Romareda. "Ahí yo cometí el error personal de no seguir en Zaragoza. Yo estaba muy bien aquí. Muy bien en el club y muy bien considerado por la afición. Tenía la posibilidad de seguir, pero lamentablemente nos fuimos".
Su deseo es que el Zaragoza recupere la estabilidad, "con seis o siete jugadores de buena categoría que puede tener" y que no equivoque su filosofía. "Tiene que coger jugadores jóvenes con proyección que hagan tres o cuatro temporadas y después se puedan marchar a un equipo grande", remata Blanco, que siempre fue y será ´Cacho´ sin saber por qué. "Me crié escuchando ese sobrenombre, pero ni mi padre ni mi madre me contaron por qué. Así que me moriré sin saberlo".
Un ´Cacho´ de zaragocismo ( El Periódico de Aragón - 07/06/2011 )
07/06/2011 IGNACIO MARTÍN CISNEROS
Se marchó en 1978, pero sigue enamorado de una ciudad que lleva metida en el alma, de la que se marchó antes de tiempo y a la que le gustaría volver pronto. Juan Carlos ´Cacho´ Blanco ha aprovechado una celebración familiar para pasar unos días en Zaragoza y rememorar algunos de sus mejores momentos como futbolista, aquellos instantes que dejaron huella en su corazón y se grabaron en la memoria zaragocista.
Fue un uruguayo infiltrado entre paraguayos que tuvo la suerte de vivir una etapa deslumbrante del club. Los ´Zaraguayos´ (Blanco, Arrúa, Diarte, Soto y Ocampos) dejaron unos años de fútbol armonioso, tejido con imaginación. Con él lograron la mejor clasificación de la historia zaragocista (segundos en 1975) y humillaron al Real Madrid (6-1). También se estrellaron contra un arbitro, Segrelles del Pilar, en la final de Copa de 1976 ante el Atlético (1-0) antes de que el divismo de Arrúa y Diarte derrumbara a un Zaragoza construido para ser campeón.
33 años después, ´Cacho´ Blanco pasea por Zaragoza como si fuera su casa. Se sienta con unos amigos en una terraza frente a La Misericordia y charla de fútbol. Y de Zaragoza, su otra pasión. "La armonía que tiene esta ciudad me encanta", dice el uruguayo, que fue un lateral izquierdo muy apreciado por La Romareda entre 1973 y 1978. "Teníamos un gran equipo", cuenta. Muy diferente al Zaragoza actual, deja entrever.
´Cacho´ Blanco sufrió un descenso inesperado y dramático en 1977 con el Real Zaragoza, que había fabricado un equipo para ser campeón de Liga y acabó bajando. La causa fue la guerra de egos entre Nino Arrúa, la superestrella de los ´Zaraguayos´, y Jordao, una perla angoleña de nacionalidad portuguesa. "Hubo muchos problemas. Cuando llegó Jordao, se creó una rivalidad entre ellos que nunca se pudo superar y dividió a la plantilla. Eso nos llevó a Segunda. Era un conflicto de egos. Jordao llegó con la aureola de ser el número uno de su país y creo que en esa época empezó un poco el tema de ser moreno. Por ahí hubo cosas que le molestaron. Nino tenía, además, mucha fuerza con la afición, era muy carismático. Ese enfrentamiento nunca se pudo amalgamar y nos fuimos a Segunda".
Arrúa, siempre Arrúa. El paraguayo enamoraba a sus compañeros y a la afición cuando tenía un balón en los pies. No ocurría lo mismo fuera. "Era polémico. Dentro del campo era fenomenal y todos lo queríamos, pero fuera era muy especial, tenía códigos diferentes. Fue un buen amigo, aunque siempre polémico. Su carácter era muy parecido al de Mourinho, con esa personalidad polémica y un ego muy fuerte".
Pero Nino y los ´Zaraguayos´ dejaron sobre todo alegría en una ciudad que se contagió pronto de su fútbol. "Me acuerdo de los pañuelos blancos en las gradas de La Romareda el día que ganamos 6-1 al Madrid". Aquella tarde brillaron Arrúa, Diarte y, sobre todo, García Castany, que marcó tres goles. "Pablito era un mediocampista con una clase excepcional. Cuando él, Nino y el Lobo (Diarte) se ponían a jugar era un equipo imparable, espectacular, una maravilla".
Blanco se marchó dejando al equipo en Primera tras una preciosa celebración el día de Aragón en La Romareda. "Ahí yo cometí el error personal de no seguir en Zaragoza. Yo estaba muy bien aquí. Muy bien en el club y muy bien considerado por la afición. Tenía la posibilidad de seguir, pero lamentablemente nos fuimos".
Su deseo es que el Zaragoza recupere la estabilidad, "con seis o siete jugadores de buena categoría que puede tener" y que no equivoque su filosofía. "Tiene que coger jugadores jóvenes con proyección que hagan tres o cuatro temporadas y después se puedan marchar a un equipo grande", remata Blanco, que siempre fue y será ´Cacho´ sin saber por qué. "Me crié escuchando ese sobrenombre, pero ni mi padre ni mi madre me contaron por qué. Así que me moriré sin saberlo".
Un ´Cacho´ de zaragocismo ( El Periódico de Aragón - 07/06/2011 )
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