lunes, 11 de abril de 2011

AGAPITO SE QUEDÓ CORTO

Javier Aguirre elogia a su plantilla por la capacidad -dice- de permanecer aislada de la grave situación que arrastra la entidad. Uno de los retos del técnico es tratar de ponerle parapetos a una avalancha que va mucho más allá de la parcela deportiva: «Agapito se quedó corto».




«Agapito me dijo que las cosas estaban complicadas, pero se quedó corto». Era ayer el técnico Javier Aguirre el que tomaba la palabra para abordar la grave situación por la que atraviesa el Real Zaragoza y su repercusión, claro, sobre el vestuario. Las complicaciones encadenadas en la gestión de la entidad blanquilla se filtran hacia la plantilla, sin que nadie pueda sujetar una avalancha que mina también la moral de los jugadores. No son ajenos a las circunstancias particulares de la entidad y las generales, derivadas de la crisis mundial: «La economía está 'jodida', en Europa y especialmente en España, con millones de parados. Es normal que nos afecte. Pero nuestra obligación es salir al campo y darle una alegría a la gente». Y sigue: «Hay que valorar la capacidad de aislamiento de esta plantilla a temas tan delicados como la venta de Ander o los impagos. Son cosas atípicas en plena temporada, pero nadie ha mermado su rendimiento».

Pero es complejo sentirse ajeno a la vorágine que envuelve el final de temporada blanquilla. La salida de tono de Ángel Torres, el presidente del Getafe, con esa denuncia en la que solicita el descenso administrativo del Real Zaragoza y exige la no alineación de Uche es la penúltima escena de un vodevil absurdo. Desde la barrera, el zaragocismo asiste preocupado al declive institucional y deportivo de la entidad.

El discurso de Aguirre es también la expresión de una inquietud. Los jugadores han sido protagonistas de los retrasos en los pagos y las dificultades para hacer efectivos los pagarés, una situación que obligó a acelerar los trámites para dar salida a Ander Herrera, rumbo al Athletic de Bilbao.

El adelanto en el cobro de ese traspaso permitió a Agapito Iglesias hacer frente a esos pagos y otras facturas inminentes, entre ellas, los intereses del crédito concedido por las cajas y varios compromisos que vencían a finales de marzo.

Pero los nubarrones que se ciernen sobre el Real Zaragoza, la grave crisis institucional, contribuyen a generar inquietud. Que Javier Aguirre conjuga con desparpajo: «Siempre sale algo. Cuando no se vende el equipo, se va Agapito. Cuando no, la Ley Concursal. Que si vienen unos de Dubai y luego otros del Betis... Ahora lo de Uche... Aquí tenemos una verbena sabrosísima».

«Agapito se quedó corto», vuelven a resonar las palabras del entrenador en la antesala, además, de otro partido fundamental -otra final- en el camino de la salvación. Que llega, al mismo tiempo, adornado por el ambiente enrarecido que ha creado el presidente del Getafe, Ángel Torres, empeñado en las amenazas y las denuncias.

Resultan fuera de tono sus declaraciones, que transmiten un desinterés por abordar el problema de fondo del fútbol -el problema común-, y que se centra en su inquietud personal. Singularmente deportiva, después de encadenar una serie de resultados que han puesto a la formación de Míchel al borde del abismo, con el Real Zaragoza en los talones en el caso de que el cuadro de La Romareda sea capaz de doblegar a los madrileños.

Con una deuda desorbitada, resulta comprometido que el conjunto aragonés sea capaz de acabar con normalidad la competición. Planea sobre él la temida ley concursal o el vuelo interesado de quien quiere sacar tajada de un patrimonio de todos los aragoneses.

Y, como es natural, en una situación tan delicada impone respeto y temor el empeño de los intereses políticos por volver a intervenir en la gestión de la sociedad. O manejarla. La experiencia de la intervención del Gobierno de Aragón en el manejo del club ha resultado gravosísima para el Real Zaragoza, que arrastra los problemas derivados de esa época. No sería comprensible que de nuevo una cuestión partidista pueda complicar aún más el futuro del Real Zaragoza.

Aguirre descubrió que Agapito no se lo contó todo. Se quedó corto, muy corto. Y eso que no pudo ser más elocuente: el Zaragoza está en «economía de guerra». Si sólo fuera eso...

http://www.heraldo.es/noticias/deportes/agapito_quedo_corto.html

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