jueves, 3 de marzo de 2011

LA FE DEL OTRO LEÓN

El mejor Zaragoza del curso remonta ante el Athletic para ganar, salir del descenso y recobrar la confianza.



El Real Zaragoza renació cuando más se le necesitaba. Ese león del escudo, tan sufrido en la historia reciente, se relamió de sus heridas y soltó un partido tremendo que le permite ganar tras cuatro jornadas, salir del descenso, contar con dos puntos de colchón y le da toneladas de fe de cara al futuro. A este nivel de garra, corazón y fe, la permanencia es factible. Y es que el equipo zaragocista fue muy superior a un Athletic que se dejó su espíritu de león en San Mamés y que dio todas las facilidades en defensa, pero es que además se encontró con un torbellino que no pudo parar en el inicio de la segunda parte, donde el gol inicial de Llorente quedó superado por los de Jarosik y de Uche, que en su regreso al once alentó la esperanza de creer en él. Qué importante es jugar con un buen delantero...

Arribó el Zaragoza al duelo con dudas tras un desolador febrero y en caída de resultados y de ánimo. Salió al césped y el ambiente en las gradas --media entrada-- no era de gran final y, por si fuera poco, el equipo no encontraba los caminos del gol en los ultimos partidos, ni siquiera vivía cerca de ellos. Ayer los visitó todos, por los dos flancos, por la rapidez de Bertolo y los movimientos de Boutahar, por el fútbol de un Ander excelso en un partido donde tenía la lupa encima y, sobre todo, por el talento de un Uche que le dio la noche a San José. En ataque, fue el mejor partido del curso para el Zaragoza, que también supo contener a un Athletic que vivió por y para Llorente. El ariete riojano superó a Jarosik en el gol y tuvo el empate en el tramo final, pero se topó con Doblas.

La victoria allana el camino hacia la permanencia, aunque reste mucho por nadar todavía. Se diría que al menos cuatro triunfos más, pero tras el logrado anoche las matemáticas salen más fáciles, porque la siguiente visita es al Camp Nou. Allí, sin Gabi, Ponzio y Contini, que vieron la quinta mirando de reojo al futuro, y ante un Barça casi imbatible, sumar parece una heroicidad, pero se llega de otra manera al partido tras la remontada ante el Athletic, la tercera del curso tras las logradas ante el Mallorca y en La Rosaleda. No cabe duda de que el efecto revitalizador de la victoria ante el Athletic es magnífico. Lo dicho, el león volvió a rugir cuando más hacía falta. En el césped, hay esperanza. En el club y en Agapito Iglesias, se diría que no existe.


ANTE LA ADVERSIDAD Ese tanto inicial de Llorente, en una falta donde Jarosik decidió dejar que el ariete se marchara y anotara ante Doblas, y un balón enviado al palo por Susaeta en la única jugada en que le ganó la espalda a Obradovic generaron dudas en un Zaragoza donde Aguirre acertó apostando por Uche y por Lanzaro en la alineación.

El Zaragoza no tardó en recomponerse del golpe y en enganchar a una afición fiel y dispuesta a ayudar a su equipo a poco que éste le dé. Ayer le ofreció mucho. Un corajudo Bertolo comenzó a superar casi siempre a Iraola y Uche tuvo la primera a pase de Boutahar y obligó a despejar a Iraizoz. Así, el último cuarto fue de color zaragocista por los cuatro costados, ya que juntó las líneas, presionó bien, dominó y tuvo el balón. Contini trazó la línea y Ander ya estaba en todas las partes para que el fútbol fluyera. Un disparo del canterano mereció el gol tras jugada de Bertolo y Uche, mientras que Boutahar puso un balón de gol sin remate.

El descanso no parecía una buena noticia, pero no descentró al Zaragoza. Ni mucho menos. El equipo mantuvo el espíritu y la convicción y por fin dio con el remate, lo único que le faltaba. Una buena jugada de Ander no encontró el disparo de Uche. Fue el preludio. Jarosik se redimió de su error ante Llorente y marcó tras rematar por dos veces, con la cabeza y con el pie, un centro de Boutahar ante una defensa del Athletic que era un regalo.

La remontada se cerró en solo diez minutos, porque el Zaragoza era un ciclón. Una contra llegó a Gabi y éste asistió a Uche, que dejó atrás a San José para batir por bajo a Iraizoz. El nigeriano rompió a llorar por ese gol tras su larguísimo calvario y llevó el delirio a La Romareda, ya entregada al derroche de su equipo.

El final del choque trajo la ovación para Uche cuando se quedó sin gasolina y fue relevado por un Sinama más enchufado que otras veces. Ese epílogo mostró a un Athletic incapaz y a un Zaragoza echado atrás para conservar su renta. Lo logró, Doblas de por medio ante el tiro a bocajarro de Llorente, para que los tres puntos se quedaran en La Romareda, donde se disiparon algunos nubarrones en el futuro deportivo y lo hicieron a golpe de zarpazos.

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=651736

No hay comentarios:

Publicar un comentario