martes, 1 de junio de 2010

FOLKLORE AFRIKANER

Aprovechando que el mundial se disputa en tierra boer no está mal de empaparse de un poquito de cultura local.


El resentimiento blanco en Sudáfrica ya tiene un himno: Una canción en homenaje a un heroico general afrikaner hace estallar las tensiones raciales post apartheid

La canción de Bok van Blerk cuenta las angustiadas llamadas de un soldado boer al general De la Rey durante una desigual batalla contra los ingleses a finales del siglo XIX. El desesperado combatiente rememora su granja destruida, y a su hijo y a su mujer retenidos en un campo de concentración. Sin embargo, la marcial música y su visionaria letra se han convertido no sólo en el símbolo del “renacimiento moral” de los afrikaners en la Sudáfrica post apartheid sino también en un himno profusamente alabado en los más duros sitios del “orgullo blanco”. Tal y como hacían sus antepasados con las caravanas cuando eran hostigados, el pasado mes de diciembre, decenas de adolescentes afrikaners estacionaban sus coches en círculo y sincronizaban sus equipos de música para reproducir la canción al unísono. Ahora, los blancos que pueden viven en barrios superblindados debido a la delincuencia. Negra, por supuesto. Y los negros dicen que quienes se quejan de vivir acosados echan de menos los privilegios del racismo. Blanco, por supuesto. “De la Rey, De la Rey, ¿volverás para liderar a los boers?”, canta entre tambores militares Van Blerk. La canción electoral del vicepresidente del Congreso Nacional Africano y candidato a la presidencia del país se titula ‘Umshini Wami’. En zulú, ‘Dadme mi ametralladora’.
Aunque la canción de Van Blerk ya tiene algunos meses, la dimensión simbólica que está alcanzando ‘De la Rey’ hizo reaccionar al Ministerio de Arte y Cultura del país. Los responsables del gobierno sudafricano advertían de que el tema de
Bok van Blerk (denominación artística del cantante cuyo auténtico nombre, Louis Pepler, suena considerablemente menos afrikaner) corría el riesgo de ser “secuestrada” por “derechistas” que la conviertan en una “llamada a las armas”, a pesar de que el cantante insiste una y otra vez en que nunca quiso componer ningún 'himno' reivindicativo de los afrikaners bajo un gobierno negro, argumento que mantiene mientras muchos se preguntan a qué viene entonces rememorar en pleno siglo XXI las viejas batallas anglo-boers del XIX.
'Kakis' y negros
Todo el mundo sabe de sobra a estas alturas que ‘De la Rey’ es ya mucho más que una canción y se ha convertido en un himno. En el himno de los blancos sudafricanos que ahora sienten el ‘apartheid negro’ de la delincuencia y la discriminación positiva (para los negros) y donde, hablando de colores, el despectivo término "kaki" aplicado a los británicos en las guerras anglo-boers también ahora cobra otro significado muy distinto, igual que la radical desigualadad numérica entre las dos partes enfrentadas en la batalla de la canción.
“¿’De la Rey’?
¿Y qué sucede con el ‘Umshini’ de Zuma?”, se preguntaba el Mail and Guardian, el periódico de la clase influyente y culta del país, y con un largo historial de oposición al apartheid que le llevó a ser suspendido por el presidente Botha. Jacob Zuma no sólo es vicepresidente del Consejo Nacional Africano y ex vicepresidente del gobierno sino candidato a convertirse en próximo presidente en sustitución de Thabo Mbeki, el hombre que, en plena crisis migratoria sobre Ceuta y Melilla, se atrevió a predecir que las dos ciudades españolas serían la “puerta” para la revancha de los “pobres” como “descendientes de los antiguos conquistadores” africanos que invadieron Europa.
Cancíones "potencialmente subversivas"
Desde la Alianza Democrática, un partido mayoritariamente blanco, en contraste con la aplastante negritud del Consejo Nacional Africano en el poder, se recordaba que si ‘De la Rey’ era una llamada a la “traición” contra el estado, como se defiende desde el gobierno, qué cabría esperar de la canción electoral de Zuma, su ‘Dadme mi ametralladora’, un título que la oposición también considera “potencialmente subversivo” y que se ha convertido, así mismo, en una especie de himno de la negritud enfrentada al colonialismo, y no sólo al histórico sino al que ven como presente.
“Con el fin de iluminar a todos los sudafricanos, a la Alianza Democrática le gustaría animar al Departamento (de Arte y Cultura) a que en el futuro establezca de forma específica cómo estas y otras ‘potencialmente subversivas’ canciones violan los principios fundacionales de nuestra democracia según la Constitución”, se exigía, en mensaje extremadamente irritado, desde el partido en la oposición.
La capacidad “potencialmente subversiva” de la canción de Zuma -por cierto,
recientemente procesado por corrupción- no sólo era denunciada por la oposición, por otra parte, mayoritariamente blanca. Los seguidores del candidato negro veían a mediados de febrero cómo se les prohibía cantar la canción durante un acto oficial a pesar de que el propio ex vicepresidente del país la había coreado en todos y cada uno de los eventos a los que él mismo había asistido. Los responsables del acto en la apertura de una cámara legislativa provincial defendían que el propio “decoro” del acto y del edificio no hacía recomendable que se cantara la inflamada canción negra. Sin embargo, en el caso contrario, las prohibiciones alcanzaban ya para 'De la Rey' ámbitos mucho más espectaculares.
Rugby: prohibido cantar 'De la Rey'
Entre ellos, los deportivos. Estadios de rugby, como el Loftus Versfeld, retiraban el tema de su listado de canciones a emitir durante los partidos, pero algunas organizaciones de defensa de los derechos de los ciudadanos, como AfriForum -que desarrolla, entre otras,
campañas de denuncia sobre la oleada de brutales crímenes en el país-, no sólo desautorizaban la medida sino que animaban a los espectadores a que la cantaran desde los graderíos como forma de rebeldía contra los responsables del equipo deportivo, los cuales argumentaban que no deseaban crear una “situación incómoda” a los espectadores no blancos. Sin embargo, a estas alturas, ‘De la Rey’ es ya un himno de rebeldía de la Sudáfrica no sólo afrikaner sino blanca, donde precisamente los ‘blancos’ se sienten “oprimidos” por el gobierno negro del Consejo Nacional Africano.
Desde algunas columnas periodísticas se sostiene con acritud que
“los afrikaners han perdido los privilegios, no los derechos” y, en plástica imagen, apuntan que el “dolor” de los descendientes de los boers es como el del amputado que aún siente el miembro que ya no le pertenece. Sin embargo, la canción ensalzadora de un general no sólo heroico sino defensor del supremacismo blanco ha envenenado un debate racial que resurge con fuerza en la Sudáfrica que admiró al mundo con su transición relativamente pacífica y que ahora ve reemerger los viejos fantasmas, esta vez, con los equilibrios de fuerzas totalmente trastocados y con los antiguos dominadores poniendo en círculo sus caravanas para defenderse del ataque mientras llaman a su mítico y heroico general desde sus equipos de música.

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