viernes, 24 de septiembre de 2010

CUIDADOS INTENSIVOS

El mal arranque de Liga y la condición de colista agravan la delicada situación del club


El director deportivo del Real Zaragoza, Antonio Prieto, decía textualmente hace una semana en una entrevista radiofónica que el club está en la situación más delicada de toda su historia. Obviamente, Prieto no conoce todos los contextos que ha vivido la entidad zaragocista en su dilatada trayectoria, pero sí sabe perfectamente que el actual es de una gravedad extrema en el apartado económico por la deuda que se ha disparado debido a la nefasta gestión de Agapito Iglesias desde que arribó en mayo del 2006. A esa coyuntura económica se le añade una situación deportiva, como colistas de la Liga tras las cuatro primeras jornadas, que aún agrava más el panorama.
El Real Zaragoza ha esquivado por ahora la Ley Concursal que ronda al club desde principios de este año. El plan de viabilidad para reducir una deuda mastodóntica y pasarla de los más de 110 millones actuales a 28 en 2016, la refinanciación de las deudas con las entidades bancarias aragonesas o los acuerdos con el Valencia o el Milan han contribuido a ello, pero el peligro aún no ha desaparecido, aunque no es probable que se dé un concurso de acreedores en un futuro al menos cercano. La sentencia del TAS por Matuzalem y el pago al Shakthar de más de 13 millones --al club ucraniano se le entregó una pequeña cantidad y ahora se negocia el pago del resto-- suponen el mayor peligro, pero no el único. Pese al recorte presupuestario que ha vivido el club, la liquidez de la tesorería sigue bajo mínimos y hasta final de año hay pagos pendientes que realizar.

MODOS DE PRESIÓN
El propio Agapito Iglesias no descarta de plano la posibilidad de entrar en Ley Concursal. En declaraciones el miércoles aseguró que "no se trata de entrar o no en la Ley Concursal... Todos aquellos que presumen de ser del Zaragoza, que lo demuestren y que apuesten. Hay pronto elecciones y Dios dirá", aseguró, en una indirecta poco sutil hacia las instituciones públicas aragonesas reclamando más ayuda económica. Además, no se puede olvidar que la posibilidad de acogerse al concurso también es una manera de presionar para que los acreedores sean flexibles si quieren garantizarse el cobro íntegro de lo que el club aragonés les pueda adeudar.

A esa penosa situación económica se le ha añadido un mal comienzo de curso. Nadie en las oficinas pone el grito en el cielo por esa posición de farolillo rojo, con dos puntos de doce posibles, ni Gay y Nayim corren ningún peligro de ser destituidos en un futuro cercano --ahora mismo son intocables, se asegura en el club-- y tienen el total apoyo de la afición y de la plantilla. Sin embargo, es evidente que los nervios y la preocupación han aflorado en la entidad. Se ha desaprovechado un calendario amable, con dos empates ante Deportivo y Hércules, y dos derrotas, ante Málaga y Racing --la de Santander es la que más dolió-- y ahora llegan compromisos más duros. Esperan el Atlético, este domingo en el Calderón, el Sporting, en casa, el Athletic, en San Mamés, el Barcelona, en La Romareda, y el Valencia, en Mestalla.
La afición ha demostrado que está con el equipo a poco que éste le dé y la reacción ante el Hércules así lo constató. El clima ayer en la Ciudad Deportiva era más amable que el del día después al desastre en El Sardinero, que provocó una intensa mañana de reuniones en la Ciudad Deportiva. Ayer, la charla fue la habitual tras un partido y el ánimo era de un cierto optimismo. En la plantilla y en el cuerpo técnico están satisfechos de la reacción del miércoles, pese a no ganar, y seguros de que, repitiendo las sensaciones y el fútbol ofrecido ante el Hércules, las victorias llegarán. El problema es que el primer triunfo, el que permita el despegue, tiene que darse cuanto antes para salir lo más rápido posible de la zona del descenso. Otro argumento que también se utiliza, tanto en el club como en la plantilla, es mucho más rebatible y alude a la fortuna. Con esa pizca de suerte en Riazor o ante el Hércules, el Zaragoza llevaría dos triunfos, seis puntos, y la situación sería más tranquila.
El discurso de Gay y de la plantilla desde que empezó la pretemporada ha aludido a la permanencia como meta, y también lo tiene asumido la afición, que apoya y anima al equipo consciente de sus limitaciones. Eso sí, el palco no puede decir lo mismo, porque la credibilidad de Agapito está por los suelos.
El miércoles por la noche, por ejemplo, Ander lo dejó muy claro en El Larguero, de la Cadena Ser, cuando habló de ser decimoséptimos, es decir el primero de los equipos que no bajan. El equipo da para lo que da, que no es mucho, y eso siempre exigiéndole el máximo de intensidad y actitud, como la tuvo ante el Hércules. Además, esa permanencia es absolutamente vital para cuadrar el presupuesto de la economía de guerra dispuesta por Agapito Iglesias en su plan de viabilidad.
El Zaragoza debe seguir en Primera y el próximo verano, si todo transcurre con normalidad, se despedirá de activos importantes --Ander, sobre todo, Obradovic y Lafita tienen muchos números--. Si hay descenso, el panorama es tan trágico y desolador como se pueda imaginar. Por eso, ser colistas ahora agrava la situación de un club en cuidados intensivos.

Cuidados intensivos ( El Periódico de Aragón - 24/09/2010 )

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