Su simpático timbre de voz y su sonrisa burlona e imprevisible hacen de Matteo Contini un hombre suave y cordial fuera del campo. Viste tejanos y polo deportivo y el español le sale ya a borbotones, con graciosa delicadeza. Ese carácter garboso y afable contrasta con el ímpetu y la aguerrida combatividad que desprende sobre el césped. En cierta medida, Contini es italiano dentro y fuera del fútbol. Su paso por el Nápoles lo delata. Aparenta cien por cien napolitano, pese a nacer en el norte industrial y arrogante, cerca de Varese, en los lagos lombardos. Como tal, sonríe e intimida donde toca y en su justo momento. Jugando al fútbol, solo hace falta verlo. Ha sido esencial en la resurrección del Zaragoza blindando la defensa junto a Jarosik e invadiendo el vestuario de aroma marcial, de astucia, experiencia y arrojo. Le han hablado del próximo rival, de la extrema enemistad entre Zaragoza y Osasuna, y, al explicarlo, amortigua la expresión del gesto. Eso implica fútbol, césped, una victoria en juego. Y ahí surge Contini, genuino e intrépido: "Ya me han dicho que un Osasuna-Zaragoza es un partido de mucha rivalidad y que visitamos un campo muy caliente. Será una guerra, una batalla, pero nosotros debemos centrarnos en jugar el encuentro, salir con el ánimo del último disputado en La Romareda y conseguir cualquier punto".
Así es como se entienden estos partidos en Italia. Contini toma el fútbol como la vida de trinchera, caminando sobre los límites. Parece el ingrediente sustancial para un partido así. Azufre y gasolina para el volcán que entra en erupción en el viejo El Sadar siempre que el Real Zaragoza y la blancura de su camiseta asoman por allí. La grada hierve, los oídos escuecen y las paredes del estadio se comprimen. De ese inhóspito lugar, debe el Real Zaragoza fabricarse otro escalón hacia la permanencia. "Será un partido difícil. Se puede perder o ganar, pero sobre todo hay que jugarlo con ánimo, coraje y la cabeza bien alta sobre el campo", exige 'Il Capo'.
A Contini los derbis no lo cogen desprevenido. Con el Parma, los jugó ante el Módena o el Bolonia (los 'Derbis Emilianos'). Pero es en Nápoles donde ha consumido uno de las confrontaciones más exacerbadas y puras de Italia: el 'Derbi del Sole' (el Derbi del Sol). "Con el Nápoles, están los duelos con el Bari, pero, sobre todo, ese, frente a la Roma. Es el derbi más famoso de esa zona de Italia". Contini se refiere al sur y a un partido incandescente, especialmente cuando se juega en la histriónica Nápoles, en San Paolo, uno de los campos con mayor volumen de rugidos de Italia, un lugar feroz, que se ve tan poco hospitalario allí como aquí se ve El Sadar. Ante la visita de la Roma, el orgullo sureño de los napolitanos de desborda. No les falta razón. El derbi se llamó del "Sur" durante muchos años, pero los romanos rogaron el cambio. Ellos no se veían del sur desordenado, sucio e inseguro sino del norte próspero, elegante y sofisticado. Obviamente, en Nápoles el norte se entiende como otra cosa. Y las gritan en San Paolo. Contini intenta trasladarse a Pamplona recordando los combates con la Roma: "Son duelos que todo jugador desea jugar. Existe mucha rivalidad, son agonísticos y, si ganas, todavía mejor".
Si gana, el Real Zaragoza se disparará aliviado en la clasificación. "Un punto sería bueno porque tenemos margen y distancia con los equipos de abajo. Los tenemos más o menos controlados, pero hay que seguir luchando y alcanzar cuanto antes los 40-41 puntos de la salvación".
Palabra de gladiador.
Así es como se entienden estos partidos en Italia. Contini toma el fútbol como la vida de trinchera, caminando sobre los límites. Parece el ingrediente sustancial para un partido así. Azufre y gasolina para el volcán que entra en erupción en el viejo El Sadar siempre que el Real Zaragoza y la blancura de su camiseta asoman por allí. La grada hierve, los oídos escuecen y las paredes del estadio se comprimen. De ese inhóspito lugar, debe el Real Zaragoza fabricarse otro escalón hacia la permanencia. "Será un partido difícil. Se puede perder o ganar, pero sobre todo hay que jugarlo con ánimo, coraje y la cabeza bien alta sobre el campo", exige 'Il Capo'.
A Contini los derbis no lo cogen desprevenido. Con el Parma, los jugó ante el Módena o el Bolonia (los 'Derbis Emilianos'). Pero es en Nápoles donde ha consumido uno de las confrontaciones más exacerbadas y puras de Italia: el 'Derbi del Sole' (el Derbi del Sol). "Con el Nápoles, están los duelos con el Bari, pero, sobre todo, ese, frente a la Roma. Es el derbi más famoso de esa zona de Italia". Contini se refiere al sur y a un partido incandescente, especialmente cuando se juega en la histriónica Nápoles, en San Paolo, uno de los campos con mayor volumen de rugidos de Italia, un lugar feroz, que se ve tan poco hospitalario allí como aquí se ve El Sadar. Ante la visita de la Roma, el orgullo sureño de los napolitanos de desborda. No les falta razón. El derbi se llamó del "Sur" durante muchos años, pero los romanos rogaron el cambio. Ellos no se veían del sur desordenado, sucio e inseguro sino del norte próspero, elegante y sofisticado. Obviamente, en Nápoles el norte se entiende como otra cosa. Y las gritan en San Paolo. Contini intenta trasladarse a Pamplona recordando los combates con la Roma: "Son duelos que todo jugador desea jugar. Existe mucha rivalidad, son agonísticos y, si ganas, todavía mejor".
Si gana, el Real Zaragoza se disparará aliviado en la clasificación. "Un punto sería bueno porque tenemos margen y distancia con los equipos de abajo. Los tenemos más o menos controlados, pero hay que seguir luchando y alcanzar cuanto antes los 40-41 puntos de la salvación".
Palabra de gladiador.
Extraido de http://www.heraldo.es
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