¿A quién no le han dado alguna vez plantón? Miras una y otra vez el reloj, mientras las cervezas van cayendo en el bar. Te preguntas si le habrá pasado algo a tu partenaire, ¿me habrá dicho mal la hora? Le vuelves a llamar por teléfono y empiezan las excusas que si tal, que si tal pascual.
Esto que es perdonable a una morenaza de bonitos ojos oscuros es absolutamente reprendible entre caballeros euskaldunes amantes de los forros polares, marca decatlhon y las botas de montaña. Hay que ser serios, caramba.
Un saludo a los despechados de este mundo.
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