lunes, 17 de mayo de 2010

DESPEDIDA APACIBLE

Agapito Iglesias solo recibió duras críticas por parte del ´Ligallo´ y pudo vivir una tarde tranquila.



Solo una leve pitada al final del partido contra el Villarreal. Esa fue la única recriminación que hicieron ayer al unísono los aficionados del Real Zaragoza que acudieron al estadio de La Romareda como protesta hacia Agapito Iglesias, presidente y accionista mayoritario de la entidad, tras una campaña llena de sobresaltos y en la conjunto zaragocista ha tenido que sufrir mucho para poder mantenerse en Primera División. "La afición ha tenido un comportamiento divino y me alegro mucho por ellos. Esto es para ellos. Hemos vivido una tarde apacible y la gente se ha ido contenta del campo. No creo que se pueda pedir más", afirmó luego Agapito, que tuvo una despedida de la temporada más tranquila de lo que quizás se esperaba antes del encuentro.
REPETICIONES DEL HIMNO Algo malo, sin embargo, se temía Agapito Iglesias antes de iniciarse el último partido de Liga porque el himno del Real Zaragoza sonó en tres ocasiones por la megafonía de la Romareda para evitar que los posibles silbidos hacía el palco pudieran escucharse con cierta nitidez. El himno todavía seguía sonando cuando el colegiado Estrada Fernández estaba señalando el inicio del choque. Tampoco hubiera hecho falta utilizar esa estratagema porque no hubo silbidos. A ello también contribuyó en buena medida el tempranero gol de Eliseu y la buena primera parte realizada por el Zaragoza.
Los dos grupos que llevan la voz cantante a la hora del animar al cuadro aragonés en el estadio de La Romareda optaron por maneras muy diferentes de mostrar su malestar por la deficiente gestión realizada por Agapito Iglesias y sus personas de confianza al frente del Real Zaragoza. El Ligallo Fondo Norte se mostró en todo momento muy criticó con la labor del empresario soriano y pidió en repetidas ocasiones su salida del club con gritos de "Agapito vete ya" o "Agapito vete a Soria". De los gritos pasaron incluso a los insultos hacia el presidente del Zaragoza. También solicitaron la dimisión de la directiva y se oyeron algunas frases contra Pedro Herrera, secretario técnico del club, al que acusaron de gafe. Pero lo cierto es que el resto de aficionados no se unieron casi nunca a esos cánticos. "Yo no he visto ninguna critica ni tampoco he oído nada. Repito que ha sido una tarde muy tranquila para todos", dijo después Agapito.
Los miembros de Ligallo también portaron pancartas en las que se hacían constar frases como "Agapito vete ya" o "de rugir en París a maullar por España", en clara alusión a la decadencia en la que ha ido sufriendo el Zaragoza desde que ganó la Recopa en mayo de 1995. La Policía Nacional llegó a rodear la zona del fondo norte en la que se sitúan los componentes del citado grupo ultra poco antes del descanso, pero una vez detenido el seguidor que encendió una bengala se retiró de la misma. No obstante, a partir de entonces, los gritos lanzados por el Ligallo Fondo Norte ya no sonaron con la misma fuerza.

Más comedidas fueron las reivindicaciones realizadas por el Colectivo 1932 desde la curva del fondo sur de La Romareda. Primero permanecieron sentados y sin animar durante el primer cuarto de hora del partido, mientras sus componentes portaban una pancarta que indicaba: "Aprender los errores, deber de los gestores". Después mostraron otras en la que se hacía constar el lema: "Nuestra ilusión depende de una buena planificación" o "Gracias muchachos", agradeciendo el esfuerzo realizado por los jugadores, muchos llegados en el mercado invernal, para salvar al Zaragoza del descenso en la segunda vuelta de la Liga. "Desde diciembre estamos tratando de normalizar el club y lo vamos a seguir haciendo por el bien y por el futuro del Real Zaragoza", comentó luego Agapito Iglesias.
ENTRE APLAUSOS La recta final del partido transcurrió en una calma casi total. Los aficionados del Zaragoza pidieron con insistencia a Roberto, principalmente, y a Adrián Colunga, que se queden. Lo del portero fue un verdadero clamor. El pitido de Estrada Fernández puso el punto final a una tarde vivida con mucha tranquilidad por la mayor parte de la afición. La gente prefirió apoyar a su equipo en la despedida de un curso lleno de sufrimiento que no cargar contra Agapito Iglesias. El himno, de todos modos, volvió a sonar con fuerza para silenciar la leve pitada que se produjo.
Despedida apacible ( El Periódico de Aragón - 16/05/2010 )

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