Yo prefiero a Materazzi, pero menos da una piedra. Si tenemos suerte seguro que disfrutamos a poco que se compenetre con Diogo.
Contini, cien por cien Italia
El Zaragoza firmó, presentó y envió a Tenerife a Contini, defensa de amplio contenido italiano: agresivo y físico dentro del campo, y alegre y expresivo, fuera.
CHEMA R. BRAVO. Zaragoza
La última imagen que Italia retiene de Matteo Contini (Gemonio, 16 de abril de 1980) no debería atormentar a ningún zaragocista: Contini le pisa el cráneo a Alessandro del Piero, mito viviente y tótem de la Juventus y el Calcio, y levanta las manos de la inocencia con ese irónico cinismo tan depurado en los defensores italianos. Funcionó tan bien la diplomacia verbal y el disimulo de Contini que se escapó incluso de la cartulina amarilla. Esa acción incrementó la impopularidad de Contini, pero nada más. Italia es mucho de eso en materia de centrales. Ruido y reincidencia, ruido y reincidencia, ruido y reincidencia? El pisotón, el tirón de pelo o la provocación se han repetido con tan histórica naturalidad que el asombro apenas dura un par de debates en la RAI. Al fin y al cabo, a Contini lo define el genoma del marcador italiano, ese hombre pegajoso, áspero, implacable y batallador que han representado en los últimos 30 años varios centuriones de látigo y espada: Gentile, Bergomi, Ciro Ferrara, Vierchowood, Cannavaro o Materazzi. Ellos nunca dudaron si había que cederle el paso a la pelota o al jugador...
Matteo Contini, zurdo cerrado, pertenece a esa estirpe de central o "stopper" -como lo llaman en Italia- con cuerpo de acero. Nacido y criado en Gemonio, un pequeño pueblo de la zona de los lagos lombardos, a 14 kilómetros de Varese y cercano a la frontera con Suiza; Contini aprendió a jugar al fútbol en Verbania, una ciudad de la región. Completó su formación en los juveniles del Milan antes de desfilar por varios equipos de los subterráneos del Calcio: Lumezzane, Livorno, Spal, Monza, L'Aquila -todos ellos de la C1 (Segunda B)- y Avellino -Serie B-. Es decir, Contini se moldeó como defensa en la mejor academia posible, donde todos los rigores -físicos y tácticos- del fútbol italiano alcanzan su punto óptimo de pureza.
Contini no debutó en la Serie A hasta los 24 años, en el Parma. Pronto se descubrió que ese central de mirada chistosa y voz burlona se había empapado de las esencias del central italiano: agresivo, rocoso, físico? ideal para el Calcio. Su progresión lo condujo al Nápoles en 2007, donde alcanzó el cénit la pasada temporada jugando como marcador izquierdo en una muralla de tres (el Nápoles formó y forma en un 3-5-2 con carrileros largos y defensa bien abrigada). Su excelente nivel lo ubicó en la antesala de la selección italiana. Pero no cruzó la puerta.
El Zaragoza le abre un hueco tras perder el sitio en el Nápoles. Italiano, defensor, zurdo... la memoria ha rescatado a Marco Lanna, que podía cortar en el centro o en el lateral, demarcación donde podría jugar Contini en el Zaragoza pese a sus limitaciones técnicas y su lentitud, sus dos carencias principales. Habrá que ver. De momento, nos quedamos con la sonrisa de demonio de su presentación: "Sono un po 'matti" ("Soy un poco loco").
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