lunes, 4 de enero de 2010

DONDE NO HAY MATA, NO HAY PATATA

EXTRAÍDO DE http://www.heraldo.es/noticias/ganas_ganas_solo_ganas.html

Ganas, ganas, solo ganas
El partido en el que Gay pretendía iniciar la remontada del Real Zaragoza en la clasificación quedó mediatizado una vez más, pese a sus cambios tácticos, por la falta de calidad y los escasos recursos del equipo

Paco Giménez
Decía Ángel Lafita el pasado viernes que, para derrotar al Deportivo, este Real Zaragoza en crisis-catarsis-revolución necesitaba aplicar al partido "ganas, ganas y más ganas". El delantero aragonés insistía en su teoría al advertir que era necesario "querer, querer y querer, todos", enfatizando en que se trataba de un día en el que la actitud iba a ser muy necesaria: "Necesitamos echarle mucha más rasmia de la que le estamos echando", reprochaba en voz alta.
Pues bien, visto el desarrollo de este trascendental choque ante los gallegos, puede afirmarse que el equipo cumplió de sobras con la solicitud de uno de sus principales puntales. Todos se dejaron la piel en el campo durante los 94 minutos que duró la contienda. El único -pero importante- problema es que, pese a que los futbolistas blanquillos aplicaron la consigna a conciencia, no lograron el objetivo pretendido a través de la misma: el Real Zaragoza fue incapaz de ganar al Dépor y no pasó de un descriptivo 0-0 final.
Con varios matices tácticos diferenciadores del pasado 'marcelinista', cosa natural al tratarse de la tarde en la que Gay debutaba en La Romareda tras el terremoto que ha estallado dentro de la entidad hace 20 días, el diagnóstico general del equipo sigue siendo exactamente el mismo. La solvencia de la plantilla es muy justa en la mayor parte de las demarcaciones y el resultado global de su rendimiento y efectividad anuncia que va a ser muy difícil sumar los puntos necesarios para lograr la permanencia en Primera a mitad de mayo.
Ayer, ante los coruñeses, el Zaragoza del nuevo dibujo táctico de Gay (el 4-3-3) aplicó ganas. Muchas ganas. Pero, en definitiva, solo ganas. Son muchos los jugadores que, en las circunstancias que concurren, básicamente solo pueden aportar ganas. Y como no hay más cera que la que arde, esas ganas fueron incapaces de desembocar, ante el bien armado Deportivo de La Coruña, en la consecución de los 3 puntos a través de un triunfo.
El perfil de esta plantilla es ahora tan chato como lo era hace tres semanas. Esto es una perogrullada, dado que prácticamente nada ha cambiado, si acaso, solo para restar, tras el orillamiento fulminante de Ayala, Ewerthon y Songo'o y la degradación en el grupo de hombres como Jorge López, Gabi o López Vallejo, parte de la columna vertebral del defenestrado Marcelino que parece van a purgar en el banquillo -o quizá en el limbo- tras el cambio de orientación en el ámbito deportivo aplicado por el área técnica de la SAD. Reiterar que el techo de este equipo es tan bajito como hace 20 días, supone una verdad que, por sabida, es simpleza exponerla, pero muy necesaria de recordar para poner en claro que estos jugadores que ayer entregaron todo cuanto tienen de casta y orgullo sobre el césped, pueden dar poco más de sí en las principales facetas del fútbol: la creación de juego y la consecución del gol. Con Marcelino o con Gay. Con el 4-4-2 o con este 4-3-3. Fuera o en casa. En campo seco o en mojado. De día o en horario nocturno.
A Gay, el debut como entrenador de Primera en el que fue el estadio de sus mejores triunfos como jugador, pudo deslumbrarle cuando dijo estar muy satisfecho por la imagen y el juego de sus hombres. Y cuando calificó de soberbia la actuación de Ander Herrera y Ponzio. O quizá se trate de una estrategia tendente a alimentar la autoestima del grupo en días de tanta zozobra. Pero lo visto ayer en La Romareda distó mucho de ser magnífico, sublime, soberbio o cualquier epíteto de ese alto calibre.
La primera parte fue otro tostón más del largo listado acumulado desde agosto. Sin tirar a puerta y sin ligar una sola jugada. En la segunda mitad, hubo una sensible mejoría gracias a las ganas y las ganas. Pero solo a causa de las ganas. Sin calidad, sin recursos colectivos y con pocas luces en las individualidades, apenas se llegó cuatro veces al área gallega con opciones de haber logrado el milagro del gol. La moraleja de este partido puede ser que, con el equipo que los técnicos montaron el pasado verano a Marcelino -y que ahora ha heredado Gay- y solo a base de echarle muchas ganas (y tener un mediano acierto en defensa, como ayer), el actual Zaragoza puede aspirar a poco más que empatar partidos a cero frente a rivales del pelaje del Dépor. Y eso es la muerte.
Con o sin refuerzos, plantear una revolución táctica o nominal en enero es harto arriesgado. Cada partido vale puntos y los que vuelan ya no vuelven. No es tiempo de pretemporadas. Pero, visto lo visto, no va a quedar más remedio que hacerla. Que Dios reparta suerte.

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