martes, 2 de marzo de 2010

Gustavo Poyet: "Tenemos muy claro cómo revitalizar el club"


El actual técnico del Brighton de la Tercera inglesa, que ya tanteó la compra del Real Zaragoza respaldado por un grupo británico en 2006, aglutina una alternativa de futuro compuesta por los jugadores del equipo de la Recopa.

PACO GIMÉNEZ
Hace muchos meses que usted fue el vínculo de un grupo de empresarios británicos que optaron a comprar el Real Zaragoza SAD. Ahora, vuelve a aparecer en escena como futurible dentro del 'staff' de mando del club. ¿El origen de la iniciativa es el mismo?
No. No tiene nada que ver. Esto último deriva de los últimos encuentros que tuvimos varios ex jugadores del Real Zaragoza de mi época. La intención de llegar al club empezó hace unos meses como un sueño. Especialmente con Xavi Aguado y Fernando Cáceres, que se encargaron desde entonces de intentar unir cables.
Nadie duda de su carisma entre el zaragocismo, pero un proyecto así necesita de un potente sustento económico. ¿Quién lo pone en este caso?
Hay varias formas. Pero todo quedó en suspenso en el momento en el que Cáceres sufrió el grave accidente en Argentina el 1 de noviembre. Ese tiroteo paralizó el proceso. La primera parte era la de reunirnos una serie de ex futbolistas que fuésemos capaces de ver que podíamos llevar a cabo el proyecto. Y, después, una vez logrado eso, hallar el respaldo económico como para acometerlo. Lo primero es sencillo. Lo segundo, más complicado porque es difícil hacer averiguaciones sobre la verdadera situación actual del Real Zaragoza.
¿A qué se refiere?
Tenemos una idea de cómo está la economía del club por los rumores y las informaciones que corren hace meses. Pero la realidad es que nadie es capaz de decir con exactitud el monto de la deuda exacta que tiene hoy el Real Zaragoza. No sabemos a ciencia cierta cuánto puede costar la compra de las acciones ni qué deuda acompañaría a esa operación. Repito que, con lo que le ocurrió a Cáceres, todo el mecanismo que pusimos en marcha se paró en seco. El proyecto, por ello, sigue estando en fase de sueño. Pero al trascender, se nos está haciendo difícil controlarlo.
El embrión está, pues, en su amistad común como ex futbolistas y ahora lo que necesitan es un socio capitalista que les respalde.
Sí. Tenemos distintos contactos y varias posibilidades al respecto. Los ex jugadores estamos dispersos por diversos países y hay opciones para poder dar forma a todo esto. Pero para definir quién va a ser ese inversor o ese grupo de capital que apoye nuestra iniciativa, primero será necesario saber de cuánto dinero estamos hablando. Necesitamos conocer cuál es la cantidad de euros que requerimos para ir adelante. Y, ahora mismo, juro que no tengo la más mínima idea de a cuánto asciende.
¿Alguien de ustedes ha entrado en contacto con Agapito Iglesias, el máximo accionista de la SAD?
No. Que yo sepa no. Lo de Fernando Cáceres congeló los pasos que estábamos siguiendo. Y ahí estamos parados. Cáceres iba a volver a Zaragoza de manera inminente cuando le ocurrió el incidente en Buenos Aires. Eso hubiera sido clave, pero se truncó. Quería instalarse en Zaragoza y empezar a hacer cosas dentro del club.
Y a primeros de marzo, cuatro meses después, ¿sigue todo parado o se ha activado de nuevo?
Ha habido contactos, sobre todo en los últimos días cuando ha salido a la luz pública y el asunto ha tomado más transcendencia. Hay mucha gente que quiere sumar. Muchas personas del fútbol de Zaragoza que quieren participar. Hay zaragocistas que son enamorados de aquel momento del club, el de los noventa, que quisieran dar un impulso nuevo a la entidad.
O sea, que ustedes siguen soñando con que un día pueda hacerse realidad.
Es que yo creo que, si se organiza bien y se hace como se debe, sin locuras, puede ser algo muy bonito. Quiero que quede claro que nosotros no estamos buscando ningún negocio particular, independientemente de que, como en todos los sitios, si uno trabaja tiene que cobrar. Nosotros tenemos claro que quienes estén en la parte directiva tendrán su sueldo, lo mismo que quienes estén en el área deportiva. Es obvio. Pero se trata de hacer funcionar al club de una manera concreta, que es totalmente diferente a lo que hay ahora. Con todos los respetos, en general, la gente que está al frente de los clubes en España no son gente de fútbol. No hablo solo del Zaragoza.
Eso suena a dura crítica.
No quiero que parezca que estoy criticando a Agapito. Yo no lo conozco de nada. No tengo ninguna relación con él, ni buena ni mala.
¿Existiría alguna posibilidad de que esta idea tan romántica que ustedes manejan pudiera hacerse efectiva con Agapito al frente del Real Zaragoza, sin necesidad de una compraventa?
¿Por qué no? Yo estoy abierto a dialogar y negociar con todo el mundo. Nosotros tenemos muy claro cuáles son las cosas que son necesarias para revitalizar el club. Imagino que, como en todo, habrá elementos que son negociables por parte del inversor y otros que no lo serán, porque para eso pondrá el dinero. Por ejemplo, en mi caso, mi reputación no la va a tocar nunca nadie ni la voy a poner a la voluntad de nadie. Mis decisiones siempre las tomo yo, las buenas y las malas.
Después de la depresión que vive el zaragocismo desde hace tres años, esta iniciativa abre expectativas ilusionantes para muchos aficionados. Ustedes cuentan con su carisma para enganchar en un minuto a miles de seguidores.
Sí. Por eso quiero advertir que todo es aún muy prematuro. Es una idea muy bonita, con posibilidades de cuajar, pero que necesita tiempo de maduración.
La aparición de Gay y Nayim al frente del primer equipo también puede ayudarles a avanzar en sus intenciones. Son dos piezas que encajan perfectamente en la estructura que llevan in mente.
Esto es lo más bonito que ha pasado esta temporada en el Zaragoza, con todo respeto para todos los que estuvieron. Fue una alegría enorme que me llenó particularmente de orgullo. Los dos saben lo que desde fuera les estamos ayudando y lo que, en el futuro, les queremos ayudar. Ellos dos forman parte del grupo.
¿Quiénes completan concretamente su reparto?
Todos los que estuvieron aquellos años. Aguado, Cáceres, Esnáider, Cedrún, Solana, Belsué, Higuera? aquel grupo maravilloso que se formó solo, que se hizo fuerte solo y que jamás se puede separar. Es algo espectacular y considero que es posible llevarlo a cabo. Tenemos un mismo estilo de ver las cosas, por eso funcionamos tan bien en el campo en su día.
Sabe que hay más de un grupo de empresarios aragoneses que estudian tomar el testigo de Agapito si, en un futuro, hubiese la opción de comprar el club. ¿Buscan ustedes también el hecho de ofrecerse como piezas útiles de cara a la reestructuración del club?
Agradezco esta pregunta porque es algo que puede ser clave. De verdad que no lo preparamos así, lo digo de corazón. Nuestra estrategia no fue nunca esta. El proyecto es como lo he contado. Pero, una vez paralizado por el accidente de Cáceres, esta salida es una de las varias opciones posibles de las que hablaba al principio. Tampoco estaría mal que la idea fraguara de este modo. Nuestra filosofía base es la de ayudar a crecer al club y al equipo. Estamos sufriendo hace tiempo porque las cosas están mal desde hace varios años y ojalá alguien vea en nosotros una solución válida para reconducir el futuro.
Hace mucho tiempo que usted tiene claro que un día volverá a Zaragoza y así lo manifiesta cada vez que puede. En estas circunstancias, imagino que su idea se está haciendo cada vez más fuerte.
No tengo ninguna duda de que volveré al Zaragoza. Está escrito en la historia. Quiero y espero que pase. No es una corazonada. Mis pasos van encaminados a eso. Primero fui técnico asistente. Ahora entrenador. Voy creciendo poco a poco y estoy seguro de que, un día, va a llegar el momento en el seré el preparador del Real Zaragoza. Es mi meta y estoy convencido que ese instante llegará.

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