lunes, 22 de marzo de 2010

"Papá, ¿por qué ese es tan bueno?"


La Romareda se vistió con el mejor aspecto de la temporada: gradas que rozaron el lleno, un tifo espectular, calor ambiental y los ojos clavados en Messi.

Es él", "indestructible", "poderoso", "genio", "¿cómo frenarle?", "¡barbaridad!", "¿por qué ese es tan bueno, papá?"? los elogios, las exclamaciones, la admiración, los lamentos? La Romareda se rindió a Messi, al mejor, a un hombre cuya exhibición de ayer acolchó la tristeza del zaragocismo, que supo admitir la monstruosa superioridad de Messi sobre todo lo que le rodeaba: sus compañeros, sus rivales, el fútbol mismo, el firmamento? Verlo, seguramente, fue un consuelo.
La Romareda, repleta como nunca esta temporada, en su mejor entrada, con casi 34.000 espectadores, unos cuantos del Barça, de fuera y de casa, asistió a un partido trepidante, con goles, truenos en la grada y un Real Zaragoza que plantó cara al gigante, que le retó a golpes durante unos minutos, que rozó la proeza de levantar el marcador con esos dos zarpazos de Colunga, que cayó con la cabeza arriba? La Romareda supo agradecer el gesto de los suyos al final del partido. Con ese espíritu y ese fútbol, las victorias, por ejemplo en Almería, y la salvación no deben resistirse.
Desde varias horas antes del comienzo, había guiños de partido grande, como en los viejos tiempos. Con el centro de Zaragoza vestido de bufandas azulgrana, los aficionados zaragocistas hambrientos de equipo, las plazas y cafeterías del entorno del estadio a rebosar? Todo comenzó con ansias, con color. Majestuoso fue el tifo que recibió a los futbolistas. Zaragocismo en cartulinas. Miles. El mosaico recorrió toda la grada, de punta a punta, blanco y azul en el fondo norte, en el sur, al este y al oeste. De abajo a arriba, y con el himno del Zaragoza rompiendo la megafonía, y con los nombres de los once titulares locales en la garganta del 'speaker'. Signo de noche grande. Pero en toda esa atmósfera vibrante y colorida, que tampoco se quisieron perder en el palco de la gente notable leyendas como los Magníficos Villa, Canario o Santamaría u otros mitos blanquillos como Arrúa, Ocampos o Sigi, sobresalían las letras escritas por el Ligallo Fondo Norte. Heráldica de resistencia y palabras heroicas se fundieron un hermoso llamamiento: "Ayer, hoy, y siempre, a Zaragoza la defiende su gente". Rotundo y evocador de las grandes gestas. Dentro de un escudo blanco y dorado, la firma del autor: "Defensores de Zaragoza. LFN". Buena parte del estadio aplaudió el bonito mensaje.
Ya en el partido, La Romareda empujó con fuerza a los suyos, Elevó la temperatura en el ambiente. Acorraló al rival. Acusó a Alves, a Touré, cuyo gesto al retirarse sobró, ironizó ante la puntería desviada de Ibrahimovic, "tonto, tonto", le cantaron al internacional sueco... Con el Barça solo hubo compasión cuando Guardiola, listo, sabedor de lo que un jugador agradece el cariño, quitó a Piqué y a Milito. Al catalán lo inundaron los aplausos. Al argentino, lo devoraron. Aquellos rizos no se olvidan y él tampoco a La Romareda, a la que el dentista de Messi y el resultado privaron de la felicidad.

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